Microficciones de Ricardo Bugarín

Robert & Shana Parke-Harrison


PERDER LA CABEZA

Dicen que cuando Beatriz de Día se enamoró de Raimbaut de Orange, vibraron todas las comarcas conocidas. Se dice,  también, que de todas partes venían a conocer esas novedades que, si bien eran ocultas, eran ansiadas por damas y señores de los más variopintos lugares. Hubo una abadesa que logró reunir los folios y ocultar las flautas –instrumentos precisos para los menesteres del amor- y es de allí donde hoy podemos conocer estos prodigios. Cuando nos sobreponemos al occitano y nos dejamos llevar por A chantar m'er de so qu'eu no volria, todo alcanza el colorido de esos bosques, la fecundidad de esos viñedos y el surgir calmo de las aguas. Dicen las historias, además, que cuando cambiaron los aires, la abadesa perdió la cabeza a culpa de los tormentos de su mente, de la voluptuosidad de sus remilgos y de la concupiscencia atribuida a sus afanes y entusiasmos. Hoy Beatriz de Día es un recuerdo, de la abadesa no se registra ni su tumba, los pueblos han cambiados y el amor sigue siendo eterno aunque esto implique, algunas veces, perder la cabeza.

COMPÁS

En Xinulsa se inventó el compás tal cual hoy lo conocemos. Mientras tanto, tuvieron que pasar varios siglos para que la simpleza de un instrumento tan necesario pudiese ser reconocido y mostrado en toda su entereza y utilidad para con la humanidad. Gigliollo Sini lo había ya mencionado al referirse a algunos ajuares de mastabas (en la Biblioteca Central hay documentación al respecto), Xenax menciona algunos yámbicos esbozos y, en lo que alguna vez fuera un virreinato al sur de América, se tejieron algunas historias. Tuvo que pasar todo este tiempo para que se volviese a hablar de Xinulsa y el compás, tal como hoy lo conocemos. Mientras tanto, tuvieron que pasar varios siglos y, en ese intermedio, surgió otro portento: el compás de espera.

ESPERANZADO BALANCE

Entre tu fonema y mi morfema hemos alcanzado una relación exponencial, equinoccial y ergonómica. Ahora intentaremos una etapa más rústica, más primitiva, como es preparar arroz con leche o el sentarnos en el banco de una plaza a ver pasar la gente. Ya verás que estamos en una etapa superadora en la que, muy pronto, se obtendrán los frutos.

SUCESO

Cuando el perro del hortelano se aficionó al té y la lectura, los animales de la comarca sintieron que las preces elevadas habían madurado en bendiciones. Los huertos, entonces, tuvieron sus propias cribas y vivencias a la vez que el hortelano se convirtió en un suceso cuando pudo ubicar, holgadamente, el novedoso pasatiempo de su perro que ya no solamente se transformó en un gran conocedor de infusiones y lecturas variopintas sino que, material en mano, se dedicó a la escritura. De aquellos tiempos de alborozo y de bonanzas quedó el testimonio de una obra que pasó a ser regenteada por un tal Carpio y que, a falta de título honroso, se la comenzó a mencionar por el vulgo origen que tenía. Tampoco del hortelano ha sobrevivido el nombre. Del perro nada se supo que dejara otras producciones.

PARA UNA HISTORIA DEL ARTE

El día que los ángeles decidieron realizar una huelga de alas, no solamente que Dios se enojó muchísimo y ofendido se encerró bajo llave en el Paraiso sino que los artistas los suplantaron por arcángeles,  querubines y otras especies más elaboradas. Todo marchó bien hasta que vino a surgir la novedad de la Abstracción. Desde entonces cada cosa es de color y forma de acuerdo al cristal con que se mire. Hoy un ángel puede ser una mancha y Dios un hueco inmenso o pequeño de acuerdo del lado que uno se pare. En  la justificación, está la esencia.

SOLUCIONES CASERAS

Resignación cristiana, me dijiste. Fuimos por ella.  Tomamos el libro de cantos dorados y papel finito que tiene la abuela y lo colocamos en una olla, lo cubrimos con agua y lo hicimos hervir algo así como cinco minutos. Una vez reposada y ya enfriada el agua, la metimos en un frasco y el resto lo distribuimos en goteros y esto nos permitió repartir de a dos o tres gotas en la boca de cada una de las muñecas y así poder ayudarlas en este momento tan crucial para nosotros.
Mientras esto sucedía, vos, desde la platea, te reías a lo loco.

LIBRE ALBEDRÍO

Nada más conmovedor que una pelusa en el ombligo. Pobre, tan allí acurrucadita, tan señora de su casa, tan aquí encontré la calma, que da pena molestarla, desalojarla, mudarle domicilio. A veces es preferible dejar que crezca y así, después, ella puede decidir solita su destino sin que voluntades ajenas presionen sobre su vida.
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RICARDO ALBERTO BUGARÍN

(General Alvear, Mendoza, Argentina, 1962)
Escritor, investigador, promotor cultural.
Publicó “Bagaje” (poesía, 1981). En microficciones ha publicado:“Bonsai en compota”(Macedonia, Buenos Aires, 2014), “Inés se turba sola”, (Macedonia, Buenos Aires, 2015) y “Benignas insanias” (Sherezade, Santiago de Chile, 2016).
Diversas publicaciones periódicas y revistas especializadas han publicado trabajos suyos tanto en Argentina como en Ecuador, España, Italia, USA, Venezuela, Chile, México, Colombia y Uruguay.
Textos de su libro “Bonsai en compota” han sido traducidos al francés y publicados por la Universidad de Poitiers (Francia).
Integra las ediciones  “Borrando Fronteras-Antología Trinacional de Microficción Argentina, Chile y Perú”; “¡Basta! Cien hombres contra la violencia de género” (edición argentina) y “Vamos al circo. Minifición Hispanoamericana” de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), México.