PAOLA TENA:«MICRORRELATOS E ILUSTRACIONES PARA SOÑAR»

 


 

EL ASCENSOR

 

Lo único que no hay en este ascensor es libertad de movimiento. Los codos se tocan, recargamos la espalda en el vecino, nos apretujamos cuando sube otro más. Pero hacemos vida. Yo me he casado un par de veces. Tengo un hijo. Y mi hijo, un perro. La gente es buena, casi toda: comparten libros, invitan a beber cerveza, hacen chistes. A uno le dio por cultivar tomates en vertical así que comida no falta. Vivimos tranquilos aunque de vez en vez las puertas se abren y alguien sale. “¡La Encarnación!”, alborota alguno en el fondo. No sabemos qué es eso. Mientras, el ascensor continúa subiendo, casi sin detenerse.

 

(Cordón Colorado, Ediciones Sherezade, 2019)

 


 

 

EL CORAZÓN

 

Su corazón hace tun-tun tun-tun cada vez que ella se acerca. Susana. Hermosa Susana. Llena de vida Susana. Oliendo a flores, indiferente a su sufrir. El corazón le late con tanta fuerza que a veces cree que ella lo oirá a través de la distancia que los separa. Tun-tun tun-tun. Imaginó que Susana lo amaba también porque lloró cuando se dieron ese último beso, tan frío. Pero ella cada vez viene menos a verlo, y él siente que su corazón poco a poco se apaga. Tun-tun, tun-tun… Ninguna pasión sobrevive a la muerte, y menos aún si uno de los amantes yace bajo tierra.

 

(Lotería Mexicana. Canto de minificción, Editorial UAA, 2020)

 


 

 

 

EL CAZO

 

En la cocina de mamá Lucha no había cazo de frijoles que no diera para llenar un plato más. En aquellos tiempos éramos papá, cuatro hermanos, un primo, dos pensionistas y yo. Para todos había. “Es que le echa agua al caldo”, nos explicaba el sabiondo de mi hermano mayor. Pero no era cierto, los frijoles siempre estaban espesos y cuando alcanzaba para lujos tenían además chorizo, tocino o un trocito de carne de puerco, que nos comíamos con las tortillas de harina que mamá Lucha amasaba todos días a las seis de la mañana. Les daba forma y las cocía en el comal para que las cogiéramos calientitas y recién hechas. Manjar celestial. Ya de adultos, las cuentas siguieron sin cuadrar y nunca hemos podido entender cómo esos cazos de frijoles dieron para tantos. Llegamos a la conclusión de que, al igual que la Divina Providencia a la que mamá Lucha se encomendaba cada noche, ella también sabía hacer verdaderos milagros.

 

(Lotería Mexicana. Canto de minificción, Editorial UAA, 2020)

 


 

 

 

EL CANTARITO

 

Remedios está enferma; bañada en sudor se remueve febril entre sábanas mojadas. “¿Dónde calientas el agua?”, le pregunta su marido. Ella no contesta porque apenas lo oye, inmersa en el sopor como está, abriendo y cerrando la boca cual pez sediento. “¿Cómo se enciende la estufa, Remedios?” Y ella siente que el fuego ya está encendido desde quién sabe cuánto tiempo. El agua del cantarito hierve igual que su cuerpo. “Mujer, ¿y dónde guardas el café?”, le recrimina el marido mirando frascos de vidrio como quien analiza muestras de tierra lunar, abriendo cada uno y probando un poco, hasta que algo le sabe amargo, como le sabe la boca a Remedios desde que delira en la cama de matrimonio, agotada por los años de ir al pozo a buscar agua en el cantarito que también fue de su madre, para preparar el café. Pero hoy, por un descuido demencial, el cántaro cae al suelo y se parte en trozos diminutos, haciendo tanto ruido que él no se percata de que su mujer se ha ido para siempre a través de sus ojos abiertos. Y es que es verdad, Remedios, tanto va el cántaro al pozo, que acaba por romperse.

 

(Lotería Mexicana. Canto de minificción, Editorial UAA, 2020)

 

 

 


 

LA MANO ENFERMA

 

Esta es la historia de una mujer a quien su hermana lleva a todos sitios cogiéndola por el codo desde que se fracturó la mano derecha. Después de tres cirugías, no ha quedado bien. Me la muestra sacándola de la bufanda que pende de su cuello, donde se esconde como un animalillo herido. Su mano es pálida, o más bien cetrina, encogida en el gesto perpetuo de juntar las cinco yemas. Es un polluelo sin plumas, de piel tirante. Siento unas ganas irrefrenables de tocarla, y quizás ella lo intuye porque la acerca a mí. Yo poso apenas dos dedos en la gelidez de mármol de esa mano que agoniza. Sin embargo intuyo, como hace cualquier profesional de mi gremio, que su condición no será permanente: meses después volveré a ver a las hermanas. La mayor me saludará ofreciéndome una mano por fin sana, caliente y rosada, a la cual se le habrá escapado sin remedio su mórbido atractivo. Me preguntará igual que siempre al empezar la consulta: “¿Cómo me encuentra, doctora?”

 

 

(Cuentos incómodos, Cartonera Alebrije, 2019)

 

 


 

LOS KAFKA

 

 

La familia Kafka vive del negocio de fumigaciones que tan bien lleva el padre, un hombre rígido y autoritario que aterroriza a las tres hijas y a su mujer. Ella, en su octavo mes de embarazo, repudia tanto a su marido que cada noche sueña que, en vez de parir al ansiado varón, da a luz a un insecto gigante.

 

(Versión no autorizada, Cartonera Alebrije, 2021)

 


 

 

 

SENSIBILIDAD

 

 La princesa no pudo dormir por culpa del guisante debajo de los veinte colchones. La siguiente noche no se atrevió a moverse para no romper la docena de huevos. Luego la desvelaron los puñaditos de lentejas, y percibió hasta los granos de azúcar de la última prueba. "Qué delicada", se maravillaba la reina, "cuánta finura. Esta habrá de ser la esposa de mi hijo el príncipe". No era para menos. La princesa, antes de llegar al palacio, había sido madre de seis en un país en vías de desarrollo.

 

 

(Versión no autorizada, Cartonera Alebrije, 2021)

 

 

Las ilustraciones pertenecen a Paola Tena

 

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Paola Tena.(1980, México). Pediatra y escritora. Imparte talleres de escritura creativa y elaboración de fanzines. Ha publicado en antologías de microfición (Señales mínimas, Ediciones Idea, Madrid, 2012; Érase una vez… un microcuento, Diversidad Literaria, Madrid, 2013; Saborea la locura, Chiado Editorial, Barcelona, 2013; Vamos al circo, BUAP, Cd. de México, 2017; Las musas perpetúan lo efímero, Micrópolis, Lima, 2017; Cortocircuito, BUAP, Cd. de México, 2018; Resonancias, BUAP, Cd. de Mexico, 2018; Colección Minibestiario, Ediciones Sherezade, 2019). En solitario ha publicado los libros “Cuentos Incómodos” (2019) y “MiniBestario” (2020) en Cartonera Alebrije y “Las pequeñas cosas” (Ediciones La Palma, 2017).