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EL ESCABULLIDO DE RATONES
Perdió el vuelo de regreso a Nueva York. Había tráfico en la 68. Se lo cambiaron para el día siguiente, sin cargo adicional. Cortesía de LATAM. Apenas lo supo, la llamó y sin pensarlo dos veces, ella le dijo que regresara a su pieza privada. Vivía en una casa colonial por la Estación Central, en una pensión para inmigrantes. Lo metió a escondidas y se acostaron sin despertar a nadie. Repitieron lo que la noche anterior pensaron que sería la última vez. Fue hermoso, pero el escabullido de los ratones en el techo lo tenía aterrorizado.
COMO HÉROE
Me subí en La Cisterna. Escuché once cierres de puerta, de manera superficial, como respuestas de defensa o huida. Iba ensimismado en las redes sociales, distorsionadas por Pink Floyd y estimuladas por una versión retro del tetri. Los mensajes entraban cuando se recuperaba la cobertura del móvil. Luego desaparecían y yo volvía a encajar bloques. Cuando escuché el duodécimo sonido de aviso, levanté la vista y me encontré con rostros desnudos. Era el fin de la era de las mascarillas. Me saqué la mía y me bajé como héroe.
BODAS DE ORO
Había vivido sola desde los 25 años cuando a Juan lo desaparecieron. Todos los 20 de julio prendía una vela para celebrar el supuesto aniversario de matrimonio. Hoy con 75 años de edad celebraba las bodas de oro. Como regalo para sí misma, había mandado a colorear una foto antigua en blanco y negro del día de la boda. También la amplificó y cuando la recogió del centro, pensó en colgarla en la pared del dormitorio. Antes de colgarla, la besó y se desvistió. Desde la cama, lo miraba. El gato se subió, ronroneó y se acomodó. Ya iban cuatro gatos durante esos 50 años de ausencia. Pensó: “¡Qué jóvenes éramos! Estaba tan contenta ese día y molesta a la vez porque llovía y no quería estropearme el peinado que tanto le había costado hacer a mi madre. No ha sido fácil estar sin ti, Octavio. No alcanzaste ni a dejarme un hijo, solo ilusiones. Feliz aniversario, mi amor.”
LA MEMORIA DE LA PESCA
Caminaba apresurado detrás de los filipinos, pendiente de que la punta de su nueva adquisición no le fuera a clavarle a alguno de ellos en la espalda. Llevaban traje de vadeo, ropa gruesa, un impermeable y una linterna sujetada a la circunferencia de la cabeza por debajo del gorro de lana. Apenas se veía donde pisaban porque aún no amanecía, pero el frío se abrazaba estrechamente a sus piernas. Él los siguió sin mirar el suelo para demostrarles la confianza que les tenía y para ocultar su poca experiencia. Cuando volvió a levantar la vista, todos estaban ya instalados, levemente inclinados hacia atrás como si fuesen a azotar un látigo; mientras que él recién colocaba el pescadillo de goma en el anzuelo.
Lanzó la línea y no logró ver dónde cayó. Tampoco escuchó la plomada romper la superficie. La marea entrante empezaba a crecer. Entre la emoción de estar pescando en pleno noviembre y la incertidumbre que la oscuridad generaba, lo único que quedaba era esperar y evocar sus más tempranas memorias del mar, en su Valparaíso querido, donde el tiempo le había borrado detalles particulares, menos la esencia general de su patria. Se imaginó que era lo normal, tomando en cuenta que partió de Chile cuando apenas tenía once años. Era sorprendente lo que el mar revivió en él. Esa agua brava y eternamente fría, independiente de que fuera invierno o verano; la pescada, acá reemplazada por la trucha de la temporada. Recogió el sedal, dando tirones para ver si alguna caía rendida ante la malacia del anzuelo. Nada. La volvió a lanzar, esta vez más esperanzado que la anterior.
FELIPE HUGUEÑO
Felipe Hugueño, chileno de nacimiento, pero radicado en los EE.UU. desde 1998, es profesor de español y estudios hispánicos en Virginia Wesleyan University. Como profesor sus estudios se enfocan en la violencia representada en la literatura hispánica y en la función del arte, sobre todo la poesía, en relación con la violencia. También es poeta y ocasionalmente cuentista.
Tiene dos libros publicados: De la resistencia a la reconquista y Poemas y relatos de luto. Entre sus cuentos más destacados están: “Intérprete/Interpreter” y “La migra” que han salido publicados en revistas literarias.