Robert & Shana ParkeHarrison |
Ideas
Jalo una idea de la frente. Es larga y elástica; está llena de letras y colores. La observo maravillada. Se va envolviendo alrededor de mi cuerpo y me abraza. Rauda como el viento, empiezo a poner todos los signos en su sitio para percibir su significado cuando, al fin, se rompe la idea y se desvanece nuevamente, silenciosa, en medio de la nada, por el mismo camino que llegó.
Palabras
Hoy salen de mi boca palabras fluidas como finas cuerdas de seda esperando recibirte con halagos y promesas. Tratan de ser dulces y a veces son amargas. Ocupada, tejo una cuerda diariamente y la convierto en vocablos floridos de color y seda pero tú no llegas nunca. Luego desamarro, destejo, destiño y empiezo con el nuevo día, día a día, noche tras noche. Esperándote, las telarañas que me rodean, poco a poco se van anudando y convirtiendo en áspera soga de cáñamo, hasta que, enronquecida, se me hace un nudo en la garganta, sabiendo que no llegarás, y ya no salen más palabras de mi boca.
Espera
Lo espero mientras crecen de mis dedos, sin mayor esfuerzo, ramas llenas de hojas y una que otra flor. Es largo el día y va anocheciendo. Las acaricio, las siento, percibo su aroma. ¿No vas a llegar nunca? El cabello se vuelve follaje y de pronto me encuentro de pie, plantada como un árbol en la esquina de mi casa, sintiendo entre mis brazos vegetales la brisa, áspera como tus dedos, acariciarme con el viento de la noche.
Sonidos
Aferro los sonidos musicales que llegan a mi oído como los símbolos del pentagrama. Si no es do es sí, si no es re es sol que alumbra. ¡Vamos corriendo todos a la sombra, a colgar en los árboles la música que tañe con campanas domingueras y festivas, fa fa fa! ¡Te das cuenta que hoy silba con el viento, la la la, mi mi mi, y que yo estoy siempre aquí!! Y al llegar finalmente encontrarás, esperándote, una orquesta movida por el viento…
La Muerte
Bajo capas de tristeza resplandece la luz de la
creatividad. Lleva un fardo pesado: no
hay dinero ni joyas ni perlas ni diamantes. Sólo ideas que son buenas o malas,
deliciosas o perversas, sembradas en medio de las horas.
Desde el alféizar de la ventana, la Muerte contempla la
caída del sol. Llueve toda la tarde. La
ve que inmóvil desde el lecho, cuenta las gotas de lluvia. Son tantas como las horas que debe esperar a
que regrese el nuevo día. Sus pétalos se cierran y se prepara a dormir hasta el
año venturo.
La Culpa
Las estrellas alumbran un sendero oscuro. Por allí pasa
la vieja aplastada por su costal de pecados, cada vez más encorvada, esperando
encontrar un resplandor que alivie el peso de sus culpas. Teme al infierno más
que otra cosa. Viaja hacia el paraíso esperando tomar el tren correcto y que
todos olviden por el camino sus maleficios, mezquindades y hechicerías. Debe
llegar antes de fin de año y se le acaba el tiempo. Cae el hacha y muere el año
decapitado.
Nace un nuevo día, regresa el huracán y ráfagas de viento
en el arenal levantan el polvo milenario de las horas cubriendo culpas y
miserias.
Danza Macabra
Un rayo atravesó la noche. El viandante pareció aliviado
y siguió adelante con su plan macabro: enterrar a su suegra en el jardín botánico
bajo la planta carnívora para eliminar vestigios.
Arrastró el costal por el páramo; pesaba tanto que no
logró llegar a su destino y lo enterró en el altiplano bajo el ichu, frente a
la laguna helada. Horas después salieron
bailando fémures, tibias, radios y falanges a celebrar el acontecimiento de una
nueva luna. Se encontró rodeado de ánimas bailando a su alrededor. Su grito
llenó la noche, espeluznante y desquiciado.
Las ánimas lo acompañaron al otro mundo sin pasar por el umbral de un
nuevo año.
Hambre
Llanto de dolor, frío invernal, hambre insaciable. Un año tras otro va arrastrándose por calles vacías cubierta de harapos. Luego de
cocinar un plato caliente con agua y pan, recoge sus hilos de colores y teje un
poncho de lana para abrigar a sus hijos. La vida no es fácil. ¿Cuándo terminará
de tejer? ¿Cuál será el año feliz para esa familia?
Los niños duermen para no llorar de hambre. Asoma por la
teatina un gato negro. Rin Tin Tin sueña, bajo la mesa de la cocina, que en vez
de ser perro flaco es un hueso perseguido por la jauría y corre como alma que
lleva el diablo.
Bajo un infierno estrellado, cuatro hilos de dolor y de
colores se estremecen en las manos agrietadas.
Paraíso Al
Vuelo
Estoy deprimido: ¿Por qué me dejó? Ella, mi amor único
y verdadero. No puedo vivir así. He
venido a la estación con intención suicida… Cinco pasos, cuatro pasos, tres
pasos… el vacío… Cuando llegue el próximo tren me aviento y… ¡Adiós, ingrata! ¡Vuelo al más allá! Pero,
¡qué veo! Una belleza morena que llega a la estación para subir al tren. Lo pensaré mejor… En vez del aventón, ¡me
voy tras ella y me largo derechito al paraíso!
Almuerzo
Familiar
Esa mujer sin igual, bellísima, dulce, que cocina
estupendamente, buena como la pongas, no sé lo que pasó... Mi mayor desconsuelo
es que está lejos de mi alcance… La quise mucho, pero no fui fiel ¡claro!
¿quién lo es? Le avisé, le expliqué, le conté: “Me voy con otra esta noche,
pero no cierres la puerta por favor, quizás regrese pronto si su marido nos
descubre.” No lo entiendo…. Es frustrante saber que se casó con mi
hermano y no conmigo. Menos mal que no me arrojé por el balcón como le juré que
haría y así, al menos, la veo los domingos en el almuerzo familiar.
*
ADRIANA
ALARCO DE ZADRA
Nació en Lima, Perú y estudió idiomas. Le han publicado 17 libros: de geografía, de teatro para la escuela y cuentos en varios idiomas, además de artículos y relatos en Antologías y Revistas en América y Europa.