Vivir lo breve: nanofilología y microformatos en
obras de arte.
El X Congreso
Internacional de Minificción se celebró entre el 21 y el 23 de junio de 2018,
en la Universidad de San Gallen. La décima edición no solo se limitó al estudio
del género literario, sino que pretendía abrirse a los microformatos en otras
artes (cine, música, baile, performance) y en los medios de comunicación
social. De ahí que el análisis nanofilológico no pueda evitar incluir aquellas
manifestaciones que a diario buscan adiestrarnos en la lectura de textos
ultracortos y que pueden abarcar extremas y trascendentales dimensiones, desde
el pajarillo de Twitter hasta el dinosaurio. El enfoque temático se centraró en
distintas formas de la vida, convivencia y sobrevivencia.
A lo largo de
los últimos tres decenios, las diferentes formas (y normas) de la
microtextualidad han ido ocupando un espacio cada vez más significativo en la
vida literaria y cultural y, simultáneamente, en la vida política, social y
cotidiana. La brevedad textual caracteriza desde las expresiones estéticas más
sofisticadas hasta las actividades mediáticas de una inteligente producción del
pensamiento estúpido. Las diversificadas perspectivas de la nanofilología
concretan nuevos ‘modelos para armar’ de futuras formas de nuestro existir. Las
literaturas del mundo, bajo el signo de lo breve, configuran el futuro (o los
futuros) no solamente de lo vivido sino de lo vivible: lo breve se convierte en
lo paradigmático y, paralelamente, la brevedad (Kürze), en la sabiduría y el
sabor (Würze) de la vida.
Al lado de las
conferencias plenarias, se organizaron ponencias, mesas redondas de críticos y
creadores y lecturas de textos literarios y fílmicos así como actuaciones de
varios músicos.
Resumen
Por diez veces
se ha sucedido este congreso, donde siempre se afirma con nuevos bríos la
pujanza de las formas breves, ya cultivadas mucho más allá de lo literario.
La introducción
de la anfitriona Yvette Sánchez puso de relieve el impacto de los microformatos
artísticos y sociales en nuestro pensamiento, haciendo referencia, entre otros
temas, a los hábitos de lectura de los nativos digitales. Dicha generación,
según los estudios neurológicos de Microsoft, padece una disminución del tiempo
de atención a 8 segundos. La prolija disección del género del microrrelato en
sucesivas modalidades, a cargo de Lauro Zavala, nos ayudó a tomar perspectiva
de su creciente enriquecimiento como poética y de los impulsos creadores que
alimenta: todo intento de clasificación y taxonomía de la microficción
proporciona simultáneamente un marco para el debate, puesto que cada nueva
muestra creativa desborda las precedentes.
¿Dónde acabará
situándonos la “tuiteratura” o la brevedad cinematográfica? ¿Hasta qué frontera
nos llevará el humor como recurso en el microrrelato, como nos recordó la
ponencia de Ana Sofia Marques, por ejemplo? Despertó nuestra atención
haciéndonos contar ovejas (Historia de
Insomnio, de la brasileña Marina Colasanti) y destacando, de esta forma, la
potencia del humor en femenino, el diálogo interdiscursivo, la polifonía y la
desautomatización del imaginario colectivo.
Pero lo breve
también tiene expresiones interesantísimas en las nuevas tecnologías donde
buceamos, sin pararnos a tomar aire, de la mano de Paulo Gatica (Universidad de
Salamanca), Ana Calvo Revilla (Universidad San Pablo CEU, Madrid) y Javier
Ferrer (Universidad de Constanza). Paulo Gatica volvió a centrarnos en la
apasionante cuestión de “qué es” lo breve, ayudándose de un análisis de las raíces
históricas de la minificción y de los microrrelatos publicados en Twitter. Con
Ana Calvo revisamos los hilos que unen el fragmentarismo y la tecnología, en
una cosmovisión discontinua de la realidad, y las nuevas vías de sensibilidad y
automatización que han dado paso a lo que podemos describir como un
renacimiento de las formas breves merced a esta nueva praxis cultural.
Precisamente en
dicha praxis es donde encontramos el uso de los “memes”, la unidad de
transmisión cultural que Javier Ferrer utilizó para describirnos sus efectos
como contenidos textuales, audiovisuales, vehículos de ideas y formas de
expresión en las comunidades online. Los nuevos formatos del discurso político
y social los ilustró con diversos y recientes ejemplos provenientes las redes
sociales de España.
¿Y qué supone la
forma breve en la poesía? ¿Qué tipo de molde brinda? Itzíar López-Guil
(Universidad de Zúrich) y Javier Helgueta (Universidad de Alcalá de Henares)nos recuerdan la eficacia expresiva de la brevedad en sendos poetas. Itzíar
López-Guil escogió la poesía de Pablo García Casado para hablarnos de esas
“historias muy breves escritas en poemas en prosa [que] tienen […] un elemento
que unifica todos los poemas, les da una misma textura y es el telón de fondo
de todos los relatos”. Javier Helgueta nos dio a conocer la poesía reciente de
Eduardo Scala: la palabra en el tiempo, como mecanismo que se sale del formato
libro, formando una escalera de palabras, ejemplo de fusión de imagen y
vocablo, sincrónicamente, con ejemplos visuales de poemas transitables escritos
en los peldaños de la escalera que da acceso al Claustro Alto del Silencio en
el Monasterio de Santo Tomás en Ávila. Aparece también en la III Edición Mon
Art o en el proyecto UNI/VERSO (Universidad de Alcalá), una experiencia única
en el panorama artístico español de nuestro tiempo y una ocasión para
impregnarse de la espiritualidad presente en la obra de este autor.
Pero no solo
exploramos los espacios de las redes y las sinestesias poéticas, sino que
también nos adentramos en lo que dimos en llamar “Mini(no)ficción”, donde
primero Fernando Sánchez Clelo (Benemérita Universidad de Puebla) abundó en los
elementos mixtos que poseen los microrrelatos como textos imaginativos y
expresivos, con interesantes derivaciones hacia su labor docente; mientras que
Ana Merino (Universidad de Iowa)nos reveló cómo llegó a la minificción gracias
a la influencia de su padre, José María Merino. En su ponencia, Ana eligió el
cómic, en concreto las viñetas de Max en El País, para mostrar su potencia como
microformato que permite precisamente dialogar y tender puentes con diversos
referentes literarios.
La visualidad de
las viñetas de Max sirvió de perfecto enlace con la pecera de Ultracortos
audiovisuales: en palabras de Ary Malaver (Universidad de North Georgia), el
micrometraje demuestra la primacía de las imágenes sobre la historia o la
efectividad en la presentación de una situación antes de la consabida narración
de hechos: la audiencia es cómplice a la hora de rellenar los vacíos que no se
narran explícitamente. “Lo que cuenta es lo que se dice y no el tamaño de lo
que se dice.” Con esta reflexión, más sus agudas explicaciones sobre lo que
cabe en tres minutos de imagen y sonido, y el espléndido colofón de uno de sus
videoclips, el escritor y periodista gallego Camilo Franco nos reveló lo que
para él es la esencia de la microficción: una ciencia en la que se narran las
cosas de la mejor manera posible. Camilo Franco fue uno de los representantes
de la microficción en lenguas ibéricas presentes en el congreso, gracias al
impulso y el estudio de Irene Andres Suárez (Universidad de Neuchâtel).
Dicho impulso
nos dejó listos para una breve incursión –un poco más allá del mundo hispánico–
en la microficción francesa: primero, revisitando las manifestaciones y
representaciones literarias de lo breve en la narrativa del siglo XXI en esta
lengua (microfiction/micronouvelle/microroman), incorporadas en el análisis
crítico-simbólico de Laura Eugenia Tudoras (UNED, Madrid). Stella Maris Poggian
y Ricardo Haye de la Universidad Nacional del Comahue nos hicieron recorrer al
alimón la influencia del movimiento del 68, esa imaginación luminosa, que
caracterizó el mayo francés con rastro en diversos microformatos como, por
ejemplo, el grafiti.
En la
intersección entre microformatos y lenguas ibéricas, se sitúa la investigación
sobre el multilingüismo en España de Irene Andrés Suárez (Universidad de
Neuchâtel): entre sus conclusiones, destaca la dificultad que, en la península,
experimenta la difusión de la microficción en lenguas diferentes del
castellano. Y entrando en la variedad musical de lo breve, Jordi Masó Rahola,
pianista, escritor y profesor catalán, además de autor del blog de
microrrelatos “La bona confitura”, nos proporcionó momentos espléndidos con su
interpretación al piano de microcomposiciones musicales muy expresivas. Señaló,
además, su importancia en creadores que normalmente consideraríamos ajenos a la
brevedad, como Beethoven.
Fernando Valls
(Universidad Autónoma de Barcelona)nos devolvió al mundo hispánico a ambos
lados del Atlántico con su lectura crítica de fragmentos de “Los
Desarraigados”, cuento de Cristina Peri Rossi, o el “Discurso” de Julia Otxoa.
Francisca Noguerol (Universidad de Salamanca) nos ofreció su reflexión sobre el
punto impuesto de la écriture courte como broche de oro y resumen del congreso.
Ottmar Ette
(Universidad de Potsdam) e igualmente anfitrión del evento, cerró el congreso
con su discurso sobre la producción de la estupidez (iIPST o Intelligent
Production of Stupid Thinking), donde hizo hincapié en la relación entre la
política y la nanofilología. Si la literatura tuvo siempre entidad suficiente
como para contravenir e interrogar al discurso político, en un siglo XXI, donde
nos enfrentamos a la producción de la estupidez en un contexto sin democracia,
deberíamos reconocer e impulsar esta misma capacidad en el ámbito de la
nanofilología.
Durante todo el
congreso, varios fueron los formatos artísticos que salpicaron la escena
reflexiva que acabamos de resumir, transformándola en goce estético, visual o
auditivo.
Voces
consolidadas y voces nuevas se sucedieron en concentrados de lecturas de muy
diversa procedencia y motivación (Teresa Constanza Rodríguez Roca
microcuentista boliviana, Adriana Azucena Rodríguez de México D.F., Raúl Brasca
de Buenos Aires, María Gutiérrez de Canarias, Esther Andradi de Berlín y de
Argentina; Rafael Ángel Herra de Costa Rica, Diego Muñoz Valenzuela de Santiago
de Chile). En los textos de Lorena Escudero Sánchez, encontró hueco la fuerza
inspiradora de la física de partículas. Dentro de la lectura de microteatro y
microrrelatos vascos que ofreció el escritor Karlos Linazasoro pudimos
comprobar el sonido tan especial de un poema en su lengua original. Asistimos
también a la hermosa y evocadora descripción del proceso creativo de Julia
Otxoa, poeta y artista plástica vasca de gran reconocimiento internacional,
acompañada de su marido, el escultor Ricardo Ugarte. Gemma Pellicer
(Barcelona), editora y autora de textos de ficción breve, nos marcó las
coordenadas de sus microrrelatos como respuesta a un conflicto y cuyo fin es
dar visibilidad a una situación determinada.
Ajo,
micropoetisa y Judit Farrés, polifacética DJ, saxofonista y música, nos
propusieron su performance original de microformatos: una sucesión caprichosa de
momentos poéticos, en diferentes versiones líricas, éticas y humorísticas, al
albur del hojeo de los libritos de Ajo. Todo ello, dentro del marco de
creatividad musical de Judit, perfecto complemento para puntear y guiar la
aparentemente improvisada actuación de ambas.
Los músicos
Victor de Souza Soares y Clara Brunet i Vila cantaron, en apariciones
repentinas y espontáneas, diversos microformatos vocales, algunos expresamente
compuestos para la temática del congreso y cuya partitura ya era en sí un goce
visual.
Nos atreveríamos
a afirmar como conclusión, que tanto las reflexiones teóricas como las
producciones estéticas han llenado de tal intensidad estos tres días, que no
nos han dejado lejos del lema de la X edición: vivir lo breve… en todas las
formas y formatos posibles.
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