ROGELIO DALMARONI: «LOS SUEÑOS DE SHI HUANG»

 

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EL LECTOR

 

Luego de unos meses y con algunos cuentos ilegibles de tan corregidos, la idea de que no tenía sentido continuar escribiendo se volvía más recurrente y agobiante.

Fui perdiendo paulatinamente el entusiasmo.

En otoño comencé a sentir una levedad creciente.

Me fui transformando en un papel con mis cuentos agonizando;

arrugándome más y más…me hice un bollo…y caí en el cesto.

En el basural un cartonero abrió el papel leyó los cuentos y se emocionó.

 

EL PUNTO

 

Hoy no escribí una palabra, ni una letra.

Solo atiné a hacer un punto, que creó un vacío estremecedor.

Se fue extendiendo. Y se hizo más hondo, primero la hoja…luego el escritorio…después la casa...

Perplejo, salí corriendo…pero ya no vi las estrellas.

Supe, entonces, que era el punto final.

 

LOS SUEÑOS DE SHI HUANG

 

—Soñé que te encontrabas con el aristócrata Siang Yu —le dijo el emperador Shi Huang a la emperatriz.

Como Shi Huang creía que sus sueños eran premonitorios, por ser señales del cielo, le ordenó a su ministro Li Se que la mataran por traición en la madrugada.

Señor  —le dijo Li Se—  usted soñó hace un tiempo que los campesinos se insurreccionaban al enterarse que la emperatriz sería ajusticiada.

El emperador, aunque no logró recordar ese sueño, decidió suspender la ejecución. Prefirió la traición de la emperatriz a tener una rebelión en el imperio.

Li Se y la emperatriz ocultaron su romance hasta la muerte repentina de Shi Huang pocos días después.

 

DESBORDE 

 

Durante siglos los peones al llegar al casillero 8 se coronaban reina.

En abril de 1789 durante un torneo en las afueras de París, en un clima de revuelta popular, dijeron basta. Decidieron seguir siendo peones.

El tablero fue tomado y los reyes hechos rehenes.

El comité internacional suspendió el torneo y amenazó con eliminar a los peones del juego.

Fue la chispa que encendió los tableros.

En los torneos alrededor del mundo los peones exigieron la reforma y los jugadores se solidarizaron con ellos.

El comité prohibió el ajedrez.

La rebelión se extendió como reguero de pólvora a toda Europa.

Surgió entonces con una fuerza inusitada un nuevo reclamo: la abolición de las coronas.

El 14 de julio de ese año se produjo la toma de la Bastilla en París.

 

RUTINA     

    

Se levantó el domingo media hora más tarde que el resto de la semana, preparó el desayuno, le dio de comer a los gatos y a la perra, recogió el diario en el buzón y se sentó debajo del limonero a leer: primero el pronóstico del tiempo, después el horóscopo, luego el obituario para ver si había conocidos.

Ricardo Iribarne falleció el 12 de enero de 1948. Será enterrado hoy a las 16 hrs”.

—No sabía que había otro Iribarne… —pensó.

Buscó en la guía telefónica y no encontró su apellido. Llamó a la funeraria y le confirmaron que estaban velando a Ricardo Iribarne; pidió entonces para hablar con algún familiar; cuando escuchó la voz llorosa de su hija prefirió no responder.

Sacó del placar el traje de hilo blanco del casamiento y lo puso sobre la cama.

Volvió al limonero y siguió leyendo el diario, a las 12 almorzó, luego durmió la siesta hasta las 15 y 30, se dio un baño y acompañó el traslado de sus restos al cementerio.

 

 

ALGO QUE CONTARSE

 

Un hombre esperaba en el andén del subte, en medio de una multitud muda.

Una mujer esperaba en el andén de enfrente, en medio de otra multitud muda.

Se miraron. Llegó el subte de él.

Al otro día, a la misma hora, ella en su andén, él en el suyo.

Se miraron. Llegó el subte de ella.

Al otro día a la misma hora, él en su andén, ella en el suyo.

Cuando llegaba el subte de ella él le gritó: ¡tengo algo que decirle!

¡Yo también!, gritó ella, antes de subirse al subte. Y se saludaron efusivamente.

Al otro día él fue al andén de ella. Cuando se vieron comenzaron a acercarse, sonrientes.

Eran las 8,15 horas del 6 de agosto de 1945, en Hiroshima.

 

EL BAILE

 

No podía creer que me estuviera haciendo señas para bailar, en la fiesta de graduación y también su despedida. 

Ella era un sueño y sus clases apasionantes.Todos estábamos locamente enamorados de ella.

Nunca tuvimos más noticias.  

Ayer me enteré de que es viuda y vive sola en Barcelona.

Cuando llegué a casa busqué aquella última foto del 73 donde yo estoy junto a ella y me animo a tomarle de la cintura, puse el long play de The Beach Boys donde está el tema que bailamos y me senté en el escritorio.

Pensé que quizás el amor sea eso, la forma de un comienzo, como su mirada y su sonrisa hermosa y verdadera en cada mañana cuando entraba al aula.

 

EL VUELO

 

Desde niño siempre quise ser pájaro. Me subía todos los mediodías a lo más alto de un lapacho que había en casa, cerraba los ojos, abría los brazos y me quedaba un largo rato imaginando mi vuelo junto a los pájaros.

Estaba convencido de que algún día volaría.

Volví a mi pueblo 60 años después. Busqué la casa donde había vivido pero ya no estaba. Solo el viejo lapacho sobrevivió, como esperándome. Recordando los vuelos de mi niñez, aquella ilusión inocente se apoderó como entonces de mi corazón.

Lentamente, rama a rama, subí hasta lo más alto. 

Me sentí muy cansado. Cerré los ojos y abrí los brazos.

Tuve un dolor intenso en el pecho.

Cuando abrí los ojos me encontré en medio de una bandada de gorriones.

 

LOS VISITANTES  

 

Aunque había toque de queda decidí ir a verla.

La ciudad, azotada por la oscuridad, parecía vacía.

Subí las escaleras y entré. Sobre la mesa encontré una nota: estoy con papá, te amo.

Encendí la radio, hablaba el presidente dando la noticia de que los invasores podrían ser del planeta Kepler-452.

Un intenso olor asqueroso, como de azufre, apareció de golpe. Me escondí en el baño y comencé a rezar. No escuchaba nada pero sabía que estaban allí.

Perdí la noción del tiempo.

De pronto desapareció el olor. Salí, temeroso, al balcón.

Era un día más, con una densa bruma de smog, con multitudes apresuradas y filas interminables de autos atascados. Aparecieron las palomas que vienen todas las mañanas y escuché al canillita que me gritó “¿le llevo el diario, don Rogelio?”

 

***

Rogelio Dalmaroni

Nació en Misiones, Argentina, en 1953. Se dedicó a la agricultura ecológica. En 2014 publicó cuentos y poemas breves en Final abierto.