FANTASÍAS
Nunca había preparado con tanto gusto una cena, la mesa está
arreglada como si fuera un día festivo, mis hijos se asombrarán y quedarán
encantados.
Toda mi vida quise complacer a los demás, nada de lo que hacía
lo había elegido libremente, ni mi carrera, ni mi esposo, ni siquiera mis
amigas. Mi vida entera es una actuación, una mentira escrita y dirigida primero
por mis padres, luego por mi marido y ahora puedo sentir que mis hijos también
me controlan.
Todo esto me asfixia, en cada cosa que hago siento que se me
va la alegría, ya no sé sonreír, siento que vivo en un infierno rodeada de
demonios que torturan mi alma. Pensé en el suicidio, pero soy muy cobarde para
hacerlo.
Lo único que me queda es buscar esta ansiada libertad en mi
mente, en mi imaginación, por ejemplo fantasear en cómo renunciar a mi trabajo
y envenenar la comida de la cafetería para ver morir a todos vomitando sus
intestinos; visitar por última vez a mis padres y despedirme iniciando un incendio
en su casa, finalmente asesinar a mi marido despedazándolo y preparando de su
carne y con mucho gusto una exquisita cena.
EL NACIMIENTO
Los dolores de parto comenzaron a la una de la madrugada,
retorcijones que aumentaron en intensidad, no era suficiente gritar y llorar
para sacar el dolor fuera, intentar romper la mano de Javier sí. La partera
llegó a las dos, una hora y media el dolor la torturó sin que nada pudieran
hacer todas las vecinas que le acompañaban. Después de luchar para que aquel
niño naciera, a las 3:33, lo hizo con un
imperativo grito que estremeció a todas las que estaban en la habitación.
La partera, al divisar la cabeza del neonato llena de sangre
coagulada no vio nada especial además del tamaño desmedido del cráneo; pero
cuando lo tuvo entre sus brazos y lo empezó a limpiar, casi se desmaya, nunca
había visto una criatura de ese tipo, todas empezaron a gritar y a escapar,
dejando sobre la nueva madre al recién nacido; ella orgullosa y con una sonrisa
macabra empezó a lamer a su cría.
CONTIENDA
Rumiaba mi problema, recordando cada detalle de aquella
discusión, lo que más me dolía era cómo no había salido ni una sola palabra de
mi boca, ninguna frase coherente por lo menos. Y claro justo después, las
oraciones precisas viniendo a mi mente, argumentos sólidos con los que hubiera
ganado la disputa y hubiera hecho callar a mi contendiente. Por eso decidí
estar preparada para la siguiente vez, armé en mi cabeza un pequeño discurso
firme pero agresivo. En el reencuentro, cuando estuve a punto de soltar todo de
una vez, él me besó y lo olvidé todo.
UN NEGOCIO PARA TODOS
Era una tarde de otoño, que pintaba los pasajes del
parque de anaranjado y café, cuando Justina se paró con un pequeño cartel que
había hecho a mano. Vender sonrisas sería un éxito, podía intuir que la gente
lo necesitaba, ella misma experimentó aquella necesidad. Muchas personas que
pasaban la vieron mofándose y pensando que era una broma, pero al final del
día, muchos de ellos llegaban a casas vacías, que los recibían sin calor de
hogar y se daban cuenta que nadie les había sonreído, entonces ya no parecía
una locura comprar una sonrisa.
Una mujer la compró escéptica pero cuando recibió
aquella sonrisa cálida y sincera sintió que una luz atravesaba su corazón, como
si el sol hubiera podido, de alguna manera penetrar su piel; sus propios labios
fueron moviéndose automáticamente formando con
sus comisuras un paréntesis y sus dientes asomaron como diciendo hola,
esto la levantó más que las píldoras que tomaba para superar un mal día. Así el
negocio fue creciendo, cada uno de sus clientes, por diferentes razones, estaba
convencido que su inversión diaria valía la pena porque lo hacía sentir bien.
Con tantos compradores, después de un tiempo,
Justina se fue sintiendo agobiada, porque
no quería vender sonrisas vacías, sino entregar su corazón en cada una, para lo
que se preparaba anímicamente todos los días, esto la apesadumbró y tuvo que
dejar su negocio. Sus clientes lo resintieron tanto que la buscaron por todas
partes, incluso hubo alguien que publicó su foto como extraviada, sin éxito.
Ahora cuando ella camina por el parque vestido de primavera, algunos la
reconocen, le sonríen y ella es feliz.
EZEQUIEL
Ezequiel disfrutaba el ocaso en aquella campiña tan
diferente a la ciudad. Sintió que la obscuridad llegó como si un manto negro
hubiera caído repentinamente. Ahora, la tenue luz de la luna menguante daba al
paisaje un halo tétrico. Apuró el paso hacia su alojamiento.
De pronto, divisó un bulto al margen del camino, al acercarse
vio un cuerpo descuartizado, al que le faltaba la cara, los intestinos
florecían sobre su abdomen y la sangre formaba un charco profuso en la tierra.
Sintió su corazón desbocarse y una arcada formarse en su
garganta, corrió pensando solo en ponerse a salvo; lo que le esperaba era peor;
encontró, a cada paso, cientos de cuerpos tirados a la vereda del camino, todos
expuestos de la misma forma que el primero. Caviló por un segundo, quién o qué
pudo hacer aquello y el terror se apoderó de él; al intentar volver sobre sus
pasos vio una niña de rostro arrugado, con ojos desorbitados relamiéndose la
pequeña boca ensangrentada.
ABSTINENCIA
Debía dejar el café, sintió que podía lograrlo, pero
mientras pasaban las horas era cada vez más difícil; no soportaba los dolores
de cabeza, el sueño a todas horas ni las pesadillas que lo angustiaban. Pero
todo llegó al límite cuando en un sueño se vio en medio de la nieve, sin un
refugio a la vista; de pronto un embriagador aroma a café lo condujo hasta una
taberna alejada, allí rogó por un café irlandés. Cuando tuvo la taza enfrente y
trató de tomarla emergieron de la mesa, como de un pantano, unas manos obscuras
y húmedas que tiraban de su café para no dejarlo beber aquel elixir deseado,
peleó con ellas derramando todo, enfurecido sacó una navaja y las apuñaló una
por una, creando un charco de sangre.
Despertó exasperado, vio sus manos ensangrentadas.
No podía ser verdad, corrió al baño a lavarse y tirar la navaja. Sentía que el
intenso dolor de cabeza volvía y que todo su cuerpo, especialmente sus manos
empezaban a temblar, bajó desesperado por un café, cuando estaba a punto de
beberlo golpearon estruendosamente su puerta: ¡abra, es la policía!
MIS LLAVES Y YO
Estoy llegando a creer que mis llaves tienen vida propia;
estoy segura que todo el tiempo me juegan bromas escondiéndose por todo mi
departamento. En las noches me las imagino caminando, usando sus cuerpos con
dientes como piernas, las veo contonearse con sus cabezas redondas y
triangulares; las más modernas, las que llevan un forro de plástico de colores
son las líderes, las que encabezan la sublevación en mi contra. Los pequeños
agujeros que tienen en medio de sus cabezas, me hacen pensar en el ojo de un
cíclope, inmenso y que todo lo ve; con ellos me ven mofándose cuando estoy a
primera hora de la mañana buscándolas para salir corriendo a la oficina,
mientras ellas escondidas muestran sus dientes cuando se ríen.
En vano, afanosamente, clavé un portallaves sobre la mesita
del teléfono y dejé un plato debajo del espejo a la entrada del departamento,
nada de esto me salvó, las sigo perdiendo o en realidad, como yo creo se siguen
escondiendo y riéndose a mis espaldas.
Me enteré sobre un artefacto que contenía un control remoto,
a través del cual se
emite una alarma y las llaves se encuentran fácilmente. Pensé que podría ser mi
salvación. Lo compré decidida, pero al día
siguiente usé el control, presioné el botón y en todo el departamento, a pesar
de un silencio profundo, no se escuchó ni un solo sonido; otra vez me ganaron;
entretanto, en medio de una tonelada de ropa que ahogó el pitido del artefacto,
ellas, de nuevo, riendo y burlándose de mí.
***
Eliana Soza Martínez nació en la ciudad que
está más cerca del cielo, Potosí – Bolivia, en 1979. En la carrera de
Comunicación Social conoce a Lidia Valverde, que le abre las puertas hacia el
mundo de la literatura. Así conoce a su más grande inspiración, Julio Cortázar.
En 2017 participa en la “Antología Iberoamericana de Microcuento”, compilada
por Homero Carvalho. En 2018 es parte del libro colectivo “Armario de letras”
de la Editorial Caza de Versos de México; también del libro “Sombras en la
Obscuridad” de la REED Potosí (Red de escritores Potosinos). De mayo a julio,
seis microcuentos son seleccionados para su publicación en la Revista española
Historias Pulp "Paradojas" y “Onomatopeyas”. En junio publica su
primer libro de cuentos “Seres sin Sombra”. En julio junto a la Editorial Soy
livre publica la antología de cuentos de terror “Macabro Festín” y es invitada
en el I Encuentro Internacional de Microficción de la Feria del Libro en Santa
Cruz y en agosto a la Feria Internacional del Libro en La Paz. De julio a septiembre sus cuentos fueron
publicados en revistas literarias de México, Argentina, Chile y Colombia.