MAURICIO LEÓN:«EL GRAN INNOVADOR»

 

Imagen de rawpixel.com en Freepik

 

EL GRAN INNOVADOR[1]

A Raymond Carver

 

El hombre sacó de su cajón del sastre un hilo conductor, lo acercó a la boca, lo mojó con saliva y lo pasó por el ojo de la aguja. Con destreza, cosió las letras una junto a la otra, hilvanó palabras y zurció frases hasta confeccionar la que consideró una gran obra. Luego de contemplar la bella forma y el colorido de su tejido de historias, lo llevó donde el modista de la cofradía para que le diera las últimas puntadas. Este, experto en hilar fino, le encontró las costuras, cortó en retazos el texto, deshilachó los párrafos, remendó los personajes, descartó varios trozos y cambió los acabados. Pese a la disconformidad del hombre con la mutilación que sufriera su creación, la trama final de aquel lienzo de palabras fue un éxito rotundo entre los maestros del oficio. Estos, maravillados por la tersura y sobriedad de la tela, cuya estética creó una nueva moda, minimalista, etiquetaron al hombre como un gran innovador.

 

EL TRIUNFO DE LA PRIMAVERA[2]

Miro hacia afuera desde la ventana, la primavera combate a las fuerzas de la resistencia invernal. Un escuadrón de loros, camuflados con plumas verdes entre los árboles, levanta el vuelo y surca ruidoso el aire, alentando al viento a soplar fuerte contra las últimas nubes grises. Estas, abatidas, no resisten el asedio y emprenden la huida. El azul invade el firmamento y el sol brilla apoteósico.

Con la moral baja, las tropas del invierno abandonan las trincheras, enarbolan una bandera blanca como la nieve y aceptan una rendición temporal.

Un dúo de gorriones entona el canto triunfal de los vencedores. La primavera danza alegre y ansía el caluroso encuentro con el verano.

El invierno se repliega con disimulo, reagrupa sus tropas y se reabastece de municiones. Espera el momento de contraatacar. Aguarda con paciencia la llegada de refuerzos: las indetenibles huestes de los fríos otoñales.

 

LA ESPERA[3]

Mi vida se aproxima, me mira indiferente y pasa de largo sin reconocerme.

Contemplo su lento caminar hacia el ocaso.

Sé que ella no volverá.

Espero la llegada de la muerte con la aurora.

 

HASTA EL FIN DE MIS TIEMPOS[4]

Te extravié hace tanto tiempo. Desde entonces te busco en cada mujer que encuentro en el camino, pero nunca estás. Navego sin brújula por las lagunas cristalinas de sus ojos. Busco en vano en ellas tu mirada. Exploro el laberinto sinuoso de sus cuerpos, guiado por el mapa del tuyo impregnado en mi memoria. Asciendo a las colinas del este y del oeste. Miro el horizonte desde la cima con la esperanza de hallarte, pero nunca estás. Desciendo y excavo profundo en las arenas de sus pieles tersas. Me sumerjo en sus vientres cálidos y rosados, me interno en la oscuridad de sus cuevas húmedas, naufrago en los ríos torrentosos de los labios del norte y del sur. Bebo a borbotones de la erupción de sus aguas, me embriago de ellas, pero no saben a ti. Seguiré intentando encontrarte hasta el fin de mis tiempos. Cuando el destino premie mi larga búsqueda, te diré que te amo y saciaré mi sed de amor con la humedad de tus labios. Me acurrucaré en tus pechos. Me tenderé en la superficie de tu piel y me arroparé con ella hasta dormirme por siempre. Serás el lugar de mi sosiego.

 

RELACIÓN TEXTUAL[5]

 

Me dijo que ella era un libro abierto. La leí en silencio y también en voz alta. Respiré el olor a papel envejecido, mezclado con el aroma de una rosa marchita olvidada entre sus páginas, páginas que perdieron la tersura por el trato descuidado de lectores pasados. No me dejé llevar por las anotaciones y pasajes marcados que ellos dejaron. Intenté formarme mi propia opinión, pero ella tenía varias lecturas posibles. Avancé por cada capítulo de su vida buscando el enigma de nuestra historia. Dios sabe que hice todo lo necesario para descifrarla, para desvelar lo que se ocultaba entre líneas. Nada funcionó. Mis lágrimas de impotencia se confundieron con su tinta negra. Derrotado, viré la última página de nuestra coexistencia y la abandoné en la pila de las lecturas fallidas.

 

MIRADAS[6]

Un ave ingresa por la ventana volando errática. Cae en la cama del hospital junto a mí. Intenta volar de nuevo, pero tiene una de las alas rota. Quiero estirar mis brazos para ayudarla, pero no me obedecen. Ella deja de aletear. Solo sus ojos se mueven.

Entra mi esposo y la mira furioso. El ave lo mira asustada. Él la coge con desdén y la lanza por la ventana.

Se acerca a mi lado. Me clava la mirada.

Lo miro asustada.

 

 

CAFÉ CORTADO[7]

Después de discutir por enésima vez con Victoria, salí del departamento azotando la puerta y fui a la Cafetería Quito. En una mesa contigua estaba una mujer hablando por teléfono. Me pareció conocida, pero no pude adivinar quién era. Mi mente seguía anclada en la discusión con Victoria, si se puede llamar discusión a eso, pues no fui capaz de responderle.

Sus palabras me seguían resonando: «Ya no te aguanto más». Enseguida escuché a la mujer decir: «Lo podrido hay que cortarlo a tiempo». Torné la vista hacia ella y volví a pensar que me era familiar. Bebí un café cortado y decidí enfrentar a Victoria. Imaginaba decirle: «¡Cortamos!, ¡te dejo para siempre!».

Regresé envalentonado al departamento. Victoria colgó una llamada telefónica y me miró. Me dispuse a hablar, pero me quedé mudo nuevamente.

«Lo podrido hay que cortarlo a tiempo», dijo Victoria y señaló con su índice la puerta.

 

BRUJA[8]

Esa noche, se desató la tormenta. Al escuchar los truenos, la gata negra corrió hacia el sofá y se acurrucó en mi falda. La acaricié tratando de calmarla. A los sonidos graves de los estruendos, les seguían los agudos maullidos. Sus pupilas grises se dilataron y brillaban como estrellas. La casa se alumbraba con el resplandor de los relámpagos. La consolaba, pero ella maullaba y maullaba. Afuera el viento soplaba fuerte y rugía. Los perros ladraban y arañaban la puerta. La casa se tambaleaba, las maderas crujían. Ella temblaba y recordaba el día en que se transformó en gata.

 

***

Mauricio León (Quito-Ecuador). Reside en Chile. Economista y Doctor en Ciencias Sociales. Ha sido finalista en concursos como el Festival Internacional de Cine de Terror de Atacama - FICTA 2020; Premio Flexus 2020 de la Revista Origami, Chile; El Sillón de Terciopelo Verde, Aragón Radio, España, 2021; I Concurso Internacional de Cuento de Terror Alas de Cuervo (México), 2022. Ha publicado en revistas y antologías de Argentina, Bolivia, Canadá, Colombia, Chile, Ecuador, España, EE. UU., México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.

 


 



[1] “El gran innovador”, Mutaciones, Colectivo Internacional de Minificción, Editorial EOS Villa, junio 2024, Argentina.

[2] Texto inédito.

[3] “La espera”, Poetas malditos - La contra lectura del poder: Antología influencia de los poetas malditos en Iberoamérica, abril de 2023,  Editorial Kañy, Argentina.

[4] “Hasta el fin de mis tiempos”, Microcuentos eróticos, Colección Antologías Iberoamericanas, Vol. 11, octubre 2023, Editorial Kañy, Argentina.

[5] “Relación textual”, Revista Entre Paréntesis No. 91, agosto 2022, Chile. 

[6] “Miradas”, En pequeñas dosis: antología de microficción, Ediciones Sherezade, marzo de 2022, Chile.

[7] Texto publicado en cuenta de Instagram de la Revista Grifo (@revista_grifo), julio de 2022, Chile.

[8] Texto publicado en la cuenta de Instagram del Centro Bibliotecario de Puente Alto (@centro_bibliotecario), agosto de 2021.

MANUELA VICENTE FERNÁNDEZ:«EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO»

«Memories of dream fragments», by Christine Von Diepenbroek

 

 

EL CAMBIAZO

En el corazón del bosque habita un Robin Hood que juega a menudo con Guillermo Tell. A veces se encuentra con Alicia que duerme su siesta bajo un árbol. Un atardecer pudo ver de lejos a los hermanos de Pulgarcito. Robin es discreto y procura no interferir en las historias de sus vecinos, solo en una ocasión no pudo contenerse y le dio un beso a la Bella Durmiente. Lo cierto es que la princesa se despertó y ahora Robin tensa la cuerda de su arco, apuntando, nervioso, al corazón del príncipe que acaba de llegar al castillo.

LA FOBIA

Sentada en el diván hablábamos de miedos y barreras mentales. Él se hacía el profesional, pero yo le veía dar ligeros respingos a cada puerta que traspasábamos.

―Todos tenemos cuartos prohibidos ―me dijo.

―Los míos están llenos de telarañas ―respondí.

Dijo estar acostumbrado, pero no lo estaba. A cada puerta que abríamos se asustaba más; tanto, que a veces intercambiábamos puestos y él se tumbaba en el diván y era yo quien le guiaba.

Hubo un momento en el que nuestras mentes se confundieron y él se quedó dentro de uno de mis cuartos. Ahora cree que es un insecto atrapado en una tela de araña y yo lucho por liberarlo.

DESIGNIOS

Robé el billete de veinte euros de la cesta cuando el padre Ángel no miraba. Lo necesitaba para comprarle una pulsera a Amanda mejor que la que le había comprado Guille. Faltaba un día para su cumpleaños y llevaba un mes rogando que un billete de veinte euros estuviese al alcance de mi mano.

EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO

No me di cuenta hasta que fue demasiado tarde de la enorme cantidad de tiempo que había perdido. A fin de recuperarlo me dirigí a la oficina pública de cosas perdidas, pero no hallé ni un mísero segundo desperdiciado del que poder apropiarme. El tiempo no existe, me dijo una anciana desvaída que veía pasar las horas muertas sentada a la puerta de su casa, cuando quise volver sobre mis pasos advertí que el camino ya no estaba.

DISTORSIÓN

Se presenta sin avisar, pero siempre ruidosamente. Esta característica del ruido está a punto de volverme loca. Da igual que sea de noche o de día. Enciende la tele, se ducha alzando el volumen de la emisora de música, habla a cualquier hora por teléfono. Nunca pensé que los fantasmas tuviesen nuestras mismas necesidades. Ella incluso guisa estofado de carne en la cocina y se maquilla en el cuarto de baño. Para asustarla, a veces formo palabras sobre el vaho del espejo y entonces entra en pánico y grita, estrellando mi fotografía contra el suelo.

TRUCO O TRATO

«Se alquila casa con fantasma», decía el anuncio. Al hablar con el dueño me di cuenta de que la oferta era una auténtica ganga, así que firmé el contrato, encantada de la vida. Cierto que el fantasma es un tanto ruidoso, pero a mí siempre me ha dado miedo la soledad así que formamos un buen equipo, además, en Halloween nos iremos de gira por los alrededores y pensamos pasárnoslo de espanto.

SISENÉG

Cuando despertó contempló su cuerpo desnudo. Yacía al lado de la mujer y ambos se contemplaban mutuamente. Retrocedieron, desandando el camino, y contemplaron a las criaturas del agua a la par que veían volar las aves sobre sus cabezas. Siguieron retrocediendo hasta alcanzar la noche y observaron el nacimiento de la bóveda celeste, surcada por las estrellas y la luna. No se detuvieron en su caminar y, en su retroceso, asistieron a la separación de las aguas y a la formación de la tierra. Totalmente absortos en su mística contemplación llegaron hasta el primer día, para ver, maravillados, surgir la luz de entre las tinieblas. Dieron entonces un paso atrás, uno solo, que les bastó para sumergirse en el caos y ver emerger a Dios en su pensamiento.

MUNDO FELIZ

El hogar es ahora un remanso de paz. Muy de mañana abro las ventanas para ventilar las habitaciones, antes de que despierte la ciudad y el ruido inunde las calles. Pasados unos minutos, vuelvo a cerrarlas, para preservar el silencio. Insonorizar la vivienda ha aumentado mi tranquilidad. Practico mi tabla de ejercicios y veo películas que muestran un mundo nuevo. Todo cuánto necesito comprar puedo pedirlo por la web o por teléfono. Estoy de baja por estrés, pero gracias a las buenas costumbres me estoy restableciendo. El otro día, cuando acudí al especialista en psico-robótica sus recomendaciones fueron claras: es imprescindible para mi total recuperación que el humano que vivía antes en esta casa siga cumpliendo la orden de alejamiento.

***

Manuela Vicente Fernández (Ourense/España-1970)

Escribe microrrelato, poesía, ensayo y cuento. Colabora en varias revistas escribiendo artículos y crítica literaria. Socia de AMEIS (Mujeres Escritoras e Ilustradoras), forma parte del colectivo REM (Red Internacional de Escritoras de Minificción). Su obra ha sido premiada y parte de ella publicada en numerosas antologías y revistas literarias nacionales e internacionales. Dirige y coordina el blog grupal de escritura femenina actual Nosotras, que escribimos/Mulleres que escribimos. Ha colaborado con varios cuentos en el Proyecto Sherezade, publicación on line que nace para la difusión del castellano y reúne cuentos de habla hispana de todo el mundo. Escribe para varios medios culturales:  Periódico Novas do Eixe Atlántico, Revista Contrapunto, Culturamas, Moon Magazine y Revista Galerada, entre otros.

 


 

SAID RAMÍREZ: «LOS TERRIBLES BLUES DE GUAYAQUIL»

 




 

Los terribles blues de Guayaquil

Intrincados son los caminos de la creación artística. Stefan Kral, escritor checo radicado en Ecuador, solicita a un fotógrafo mexicano la difícil tarea de crear un Libro de Pequeño Formato inspirado en la identidad de la ciudad de Guayaquil. Esta nanonovela es una historia sobre aquellos que viven el misterio de la creación desde lugares fuera del centro y del orden. Escrita con un lenguaje transparente y con un sentido rítmico de la composición, tan directo como lúcido en su brevedad, Los terribles blues de Guayaquil plantea un viaje singular a partir de una historia aparentemente sencilla, gracias a la cual se atraviesan experiencias sobre el arte y el extrañamiento en nuestra época, siguiendo el verso de José Emilio Pacheco: «El que se va no vuelve aunque regrese».

 

Algunos textos:

 

*

Ayer no pude fotografiar. Lo que quería capturar nada tenía que ver con el Libro de Pequeño Formato y esta cámara no era mi herramienta de oficio sino una plataforma de despegue de mis cohetes iconográficos.

 

*

Desde el centro de Guayaquil, siempre estaba listo para mirar y disparar. Desarraigado, caminante eterno, a veces en bicicleta, sabía observar la ciudad y moverme en ella. Transitaba con destreza entre los soportales de la memoria urbana, así como en los experimentales pasajes del arte. ¡Click!

 

 

*

Una llamada telefónica confundida, que parecía provenir desde más allá del mar, me perturbó y me hizo inquietarme por una nube de testigos ¿Quién era él? Me pregunté antes de dormirme. Esa noche soñé que un hombre moría enredado entre manglares.

 

 

*

La noche anterior me detuve en un punto muerto y exasperado subí a la terraza a pedir una nueva botella de whisky, pues mi imaginación giraba en el vacío como un satélite sin cosmonauta.

 

 

 

Said Vladimir Ramírez Téllez (1991, Guerrero). Es Licenciado en Literatura Hispanoamericana por la Universidad Autónoma de Guerrero y Maestro en Humanidades por la misma universidad. La literatura ecuatoriana contemporánea, en particular la Generación del 30 focaliza el centro de su interés académico. Ha publicado ensayo en revistas indexadas, participado en congresos en diversos estados de la república, y realizado estancias de investigación en Ecuador. Es miembro del comité editorial de La Manticora Revista de Humanidades. Como autor ha publicado el libro de cuentos Como cazar al tigre (La tinta del silencio, 2019). Gusta impartir talleres de cuento y poesía. Actualmente cultiva la pasión por la fotografía, los pequeños formatos y las técnicas antiguas como la cianotipia. En sus ratos libres cosecha los azules del trópico. Su nuevo libro, Los terribles blues de Guayaquil, es una novela que dialoga con el blues y la fotografía, entre México y Ecuador.

 

 


 

NÉLIDA CAÑAS: «DE ZERZURA A ADA KALEH»

 

                De Edenesan - Trabajo propio, CC BY-S


 

Ada Kaleh

Supe de la existencia de Ada Kaleh leyendo a Mircea Cartarescu. Supe después que la isla no fue una utopía, sino que existió entre dos mundos hasta 1970. Tengo el propósito de llegar a ella, aunque sé que yace en las profundidades del Danubio. La imaginación o los sueños obran prodigios. Y cualquiera de ellos me servirá para encontrarla y sumergirme en sus calles donde flotan peces y algas doradas. Alguien que pudo realizar la travesía cuenta que, sobre el limo, todavía  crecen, entre volutas de humo, flores deslumbrantes.

 

Tilcara

Cuando llegó al pueblito de la Quebrada supo que la envolvería para siempre en su  manta tibia de colores ocres. Una manta para dejarse estar, callada y leve, con el rumor del río y el esplendor azul entre los álamos debajo de los párpados. No ha salido de ahí ni por el paso del tiempo, ni por otros rumores ni otros cielos.

 

Uquía

Los paseantes de la Quebrada dirán que el mayor tesoro que guarda Uquía está en su capilla con el altar tallado y dorado a la hoja y en los ángeles arcabuceros vestidos de fino brocado y camisas de encaje empuñando arcabuces. Los ángeles fueron traídos por los jesuitas hace trescientos años con el fin de reemplazar el culto a los astros de los pueblos andinos. He andado sus calles con el cuerpo ligeramente echado hacia delante como sus pobladores y siento que el  tesoro de Uquía está en su casas repujadas por el sol de un pardo casi blanco, en su habitantes desmigajados por el viento, en sus manos gastadas  creando cuencos de arcilla y en las vasijas donde por las noches se mira luna.

 

Rodeados por el fuego

Los árboles se volvieron grises y las mujeres desolaban en capas superpuestas de silencio. Por momentos el aire se tornaba amarillo y era puro ardor. De a ratos, en nubes oxidadas, el aire viraba al rojo. El fuego crepitaba cada vez más cerca. Entonces pude oír a un niño preguntándole a su madre si se quemarían. Sólo abrázame, le dijo su madre, no temas. Cierra los ojos y abrázame. Todo fue un vértigo. La escena se descolgó como un telón debajo de mis párpados y ya no supe si aquello lo había escrito antes o después de vivir aquella pesadilla.

 

Muchacha con jarrón azul entre las dunas

Camina con los pies desnudos por la orilla del mar. El pueblito, rodeado por las dunas, deja ver manojos de geranios. Mientras se aleja ve a la muchacha salir de uno de esos cuadros de arena que forman siluetas móviles. La muchacha lleva una túnica y un turbante como recién pintado por Vermeer. Se detiene. Y la muchacha se acerca con el jarrón azul. No puede sustraerse a la magia. No dice nada, pero toma el jarrón con ambas manos como si le estuviera destinado. Lo guarda todavía entre otras piezas traídas de los sueños. Cuando lo acerca lo suficiente siente el rumor del mar y el deslizarse de las dunas en el viento.

 

Pueblo con eucaliptos

El pueblito tiene un arroyo que forma parte de su  nombre y no trae agua. Los eucaliptos son los guardianes del viento. Sus troncos blancos guardan cicatrices  grises o marrones. El aroma de sus hojas envuelve como un bálsamo. Detrás se desliza la llanura con su promesa de horizontes mutantes. El cielo es el más deslumbrante de los escenarios en la monotonía del verde. Nubes que se transfiguran en animales mitológicos, baobabs  o rostros humanos. Formas que se disuelven en el movimiento. A contra cielo. Si tuviera que nombrarlo diría asombro, infancia, bálsamo.

 

Centro 

El centro de mi existencia no tenía nombre. Se referían a él como el campo. ¡Ah, si hubiera tenido un nombre para bordarlo en los pañuelos y en el orillo de las sábanas! Pero no, era ese espacio monótono de verdor inusitado. Un círculo potente que a veces se convertía en un vórtice que se tragaba todo y nos tragaba. Y eso era todo. Un círculo que se caía por los bordes. Y los vientos. Los vientos cruzando marejadas de silencio. Azotándonos y devolviéndonos al centro de ese verdor y ese desasosiego.

 

El origen de las estrellas

«Detrás de la mirada siempre está el nombre del amor»

                        Claudia Dabi

 

Se habían amado tanto bajo la luz de los álamos que, abrasados en el vórtice de fuego de sus cuerpos, de ellos sólo quedó un polvo iridiscente, girando en el aire y posándose aquí y allá en el cielo distante. 

 

Córdoba, 13 de octubre de 2023

 

Zerzura

En la lenta travesía por el desierto el Conde Almásy busca a Zerzura por años. Para muchos Zerzura, la ciudad blanca o la ciudad de los pájaros, se ha transformado en un mito. Para los viajeros envueltos en tormentas de arena, el oasis arde en sus ojos como una promesa. El Conde Almásy traza coordenadas posibles e imposibles, deslumbrado por aquel milagro. En las noches de fiebre cuando el fuego se extingue sueña con llegar y sentir la frescura de las hojas y el canto de los pájaros. Amanece. En la tienda de campaña el sol cae a pique y crea espejismos. Él toma sus mapas y vuelve  a trazar aquellas líneas, señaladas por el deliro. Ve en lo alto  unas figuras pequeñitas.  Zerzura está cerca, dice. Se pone de pie. Reinicia la marcha. No sabe que más temprano que tarde lo alcanzará la muerte.

 

Manjar de los dioses

El viento olía al depurado aroma del mar. Sal y yodo curando heridas sin que nos demos cuenta. En el puerto, las redes y los peces plateados como luz de luna sobre la piel. Los pescadores llenaban cestos, que llevaban sobre los hombros como una ligera carga. Los niños corrían descalzos recogiendo los peces, que caían o sobresalían por las grietas del mimbre. Esa noche, luego de limpiarlos, encenderían la llama y los asarían con la destreza de un experto. Ah, que delicia separarlos en pequeños trozos y llevarlos a la boca. Morder la carne blanca y tierna. Sentir cómo se deshace entre la lengua y el paladar como un manjar elegido para los dioses.

 Córdoba, 5 de enero de 2024


Mandala

No había salido nunca del pueblito de la llanura cuando llegó a la Quebrada. El ómnibus se detuvo en la terminal cerca de la plaza y allí vio las mujeres del pueblo con sus cestas de aromas: clavelitos, siemprevivas, tamales y humitas. No conocía aquellos sabores ni los rostros de las mujeres tallados por el viento. Tampoco sus mantelitos blancos cubriendo aquellas delicias. Las mujeres tenían una voz dulce y bajita. Le decían: ¿qué va a llevar, doñita? Y ella las miraba como pidiéndoles permiso por estar ahí y no saber de sus ancestros ni de sus historias ni de sus manos laboriosas. Se dejó estar entre ellas y sus polleras de colores. Llevó entre sus manos trémulas ramitos de siemprevivas azules y rosadas y clavelitos rojos. No sabía. No podía saber que allí, en ese centro, dibujaría el mandala más luminoso de sus días.

 

Bósforo

La historia ha comenzado antes. Mucho antes. Cuando ella leyó un poema frente a la hoguera en el desierto. Ahora, Lazlo, la lleva en brazos hasta La cueva de los nadadores. La deja con suavidad cerca de los helechos y el rumor del agua en la penumbra de la piedra. Ella respira con dificultad. Él enciende la lámpara. Le deja su libro de Heródoto donde dibuja los mapas y escribe sus notas. La acaricia con delicadeza. Recuerda cuando detenía su mano en la leve depresión en forma de S y le repetía que aquel pequeño estrecho que se abría sobre su pecho, era su sitio en el mundo.

Mientras se marcha recuerda el nombre: Bósforo. El estrecho que se abre entre dos continentes y recibe agua de dos mares.

No la mira. Repite aquel nombre.

Llora.

Todavía hay luz cuando se marcha.

    

 A Michael Ondaatje

 

Vórtice

Había caminado largamente por el desierto cuando llegó al poema, que un anciano escribía en el empedrado de un parque. Un poema escrito con agua, que se iba diluyendo a medida que el pincel trazaba los signos. El poema hablaba de un hombre que había caminado largamente en el desierto. Las dunas se deshacían en nubes de arena que formaban otras dunas. El hombre fue una imagen ligera. Un vórtice en el poema.

 

 

    (Textos inéditos, 2023)

***

Nélida Cañas, escritora argentina y profesora de literatura. Escribe poesía, microficción, cuentos y ensayos. Ha publicado más de veinte libros. Los más recientes: Respiro un campo de lino -poesía- (Mora & Barnacle, Bs.As. 2023) y Collares de acacia-microficción- (Ediciones del callejón, Córdoba, 2023)

Ha recibido Premios Nacionales e Internacionales: 

Premio Poesía Artes y Letras, Jujuy, 1988, Faja de Honor de Poesía ADEA, Mendoza, 1991; Primer Premio Poesía, UNJU, Jujuy, 1994 ; Primer Premio Nacional de Poesía Walter Adet, Salta, 1997; Premio Nacional de Poesía Marcelo Torelli, Córdoba, 1998; Premio Accésit Internacional de Poesía “Revue la porte des poetes”, Francia, 1998; Faja Nacional de Poesía ADEA, Mendoza, 1999; El agua y la greda, Mención de Honor  de Poesía Luis de Tejeda 2000, Córdoba; Animal de Transparencias, Mención de Honor Premio Revista Lea - Poesía, 2001, Capital Federal; Primer Premio Poesía NOA y NEA 2011, San Miguel de Tucumán. Corolas de caminante Mención en el Premio Nacional Luis de Filippo. 2015. Jurado: Matías Aimino, Teresa Guzzonato y Osvaldo Valli. Organizado por La asociación Santafecina de Escritores (Asde). Sinfonía de Agosto Mención de Honor en el Certamen Nacional de Poesía Quinto Elemento 2021, Hacia Ítaca en poesía y microrrelato (2021), Animal de lo transparencias Mención de Honor en el Concurso Nacional de poesía Homenaje a Alejandra Pizarnik. 2022 Jurado: Rafael Felipe Oteriño, Cristina Piña, Pablo Anadón- Aura entre las sombras Finalista de la V Convocatoria del Premio Rubén Reches 2022- Ruinas Circulares y Páginas de Babel.


 

ALEXEI MENDOZA: «NANOTEORÍA»

Freepik

 

 

 

LÁGRIMAS ARTIFICIALES

 

Por fin su pedido había llegado, lo pidió por internet y tardó dos meses en llegar. Era tan sólo un frasquito de 15 ml, con la leyenda lágrimas artificiales. Por supuesto, las farmacias de la ciudad donde vive también venden gotas oftálmicas, pero no esa marca, no ese frasquito. Ansioso, lo probó de inmediato, sus ojos sintieron alivio, la comezón se había ido. Empezó a llorar, primero lágrimas lastimeras, lágrimas de cocodrilo. Surgió un llanto desconsolado, de ruptura y desilusión. Lágrimas abundantes, ya no artificiales, sino que provenían desde lo más profundo de su ser. Después de un rato se calmó. Tomó el lápiz, dispuesto para ese preciso momento, y comenzó a escribir El Poema.

 

LECTURA DOMINICAL

 

Don Alberto es un coleccionista, pero no uno cualquiera,pues busca objetos de complicada categoría. Su colección es difícil de definir. Reúne piezas incompletas, entre más pequeñas y difíciles de identificar, mejor. Para él son un acertijo mental: ruinas, indicios, minucias, fragmentos que han perdido su función y sentido una vez que se han separado del todo. La búsqueda no es fácil, don Alberto pausa su tarea y abre el suplemento cultural del periódico. Le toma por sorpresa la lectura de una minificción. Enseguida la subraya. Le parece un vestigio de novela en la psique del escritor. Don Alberto, ante este hallazgo, se replantea el alcance y objeto de su colección.

 

NANOTEORÍA


Los meteoros son primos del cuento, hermanastros del haiku y del aforismo. Son la oveja negra, marginada por su indefinición de género, por su juego de travesti. Errantes bailarines del espacio interlineado, orbitando ideas y planetas. Extraños y fugaces. Bellos en el firmamento de la página, tan poéticos como las nebulosas. Etéreos como la risa, duros como las rocas, densos como los hoyos negros, enigmáticos en su oscuridad. Extinguen dinosaurios y aparecen en sueños. Meteoros de la fricción y de la metaficción. No todos golpean; algunos arden.

 

 

ENCUENTRO CON MILLONARIO

 

Era tan pero tan rico que nunca hablaba de dinero, ni siquiera le preocupaba ganar más, despilfarrarlo o perderlo. Pagar la ronda a todo el bar le resultaba un gesto insignificante. Incluso solía pagar a ciegas, sin saber el monto. Estoy seguro de que tampoco le importaba la cifra exacta en su cuenta bancaria. Sabía perfectamente que sus números eran redondos y jugosos.

Buena persona, con finos modales. Generoso y buen conversador. Acertado en sus bromas, inteligentes y ácidas. Nunca le hizo pasar a nadie un momento amargo. Incluso se podría decir que su compañía era cálida y dulce.

Muy rico y todo, pero el sabor de su carne me supo igual que la de cualquiera.

 

DESCUBRIMIENTO

Me tomó varias semanas averiguar que Dios es impotente (otrora omnipotente) y además voyerista.

 

CONCURSO MISS UNIVERSO

 

Cuando estaban a punto de anunciar a la mujer más bella del concurso Miss universo, un rayo láser abrió el techo y de una nave espacial fueron bajando adefesios, monstruos mutantes y las criaturas más horripilantes jamás vistas, que, al observar la competencia terrícola, creyeron llegar al concurso indicado.

 

 

OTRO ANUNCIO DE LA DESEOSA

 

Fémina de 82 busca joven formal de 71 para excursión al bosque.

Ofrece: tienda de acampar, cómodo colchón inflable y disfraz de Caperucita.

Requisitos: llevar frutos rojos del bosque, crema de batir, el ímpetu de Zeus y una pastilla levantamuertos,mejor dos.

 

 

 

***

Alexei Mendoza Moreno (1988) Es originario de la Ciudad de México. Es psicólogo de profesión y tiene una maestría en psicología ambiental por la UNAM. Escribe minificción, cuento y poesía. En 2015 fue finalista del II Certamen internacional de cuento breve. Algunas de sus minificciones han sido publicadas en la Revista Minificción, Arca Ficticia, Brevilla, y en la antología Mínimum.