LOS FEOS
¿Por qué todos los malos son tan feos?
¿Acaso lo malos no pueden ser guapos?
¿Por qué se tienen que morir los feos?
Estas y otras preguntas similares me las formulo cada mañana frente al
espejo.
DETONACIÓN CF
Se escuchó una detonación terrible. Al mirar a través de la densa capa de
contaminación vi que se dividía en dos partes. Una parte caía y asfixiaba a los
que había abajo y otra se diluía llevada por un viento feroz. Centenares de
seres vivíos emergieron de la nada en aquel aire limpio y fresco.
Durante años se dedicaron a limpiar el lodazal
en el que se había convertido la otra mitad. Bajo toneladas de suciedad
encontraron unos seres desconocidos capaces de vivir sin luz y sin aire limpio.
Han pasado muchos años. Ya casi no se ve el
cielo. Los seres desconocidos se han hecho con el poder y han emponzoñado el
aire. Nosotros solo podemos sobrevivir con máscaras.
Hoy se ha escuchado una detonación terrible.
UN RATITO MÁS
Esta mañana me ha pasado un hecho curioso. Desde hace unos días
siento hormigueo en mi pie derecho cuando estoy acostado y a veces se me
duerme. Cuando ha sonado el despertador y he notado mi pie dormido; me ha dado
lástima despertarlo. Ya tenía tomada la decisión: lo dejaría dormir. Temía
despertarlo cuando intentara incorporarme. Creí que se vendría, como hace
siempre, con el resto de mi cuerpo, pero no. Ante mi sorpresa me levanté y el
pie seguía, allí, dormidito.
A
la pata coja fui al aseo. Cuando terminé de ducharme y
asearme volví a la habitación para despertarlo y vestirme. Comenzaba a
desperezarse cruzado en la cama. Me acosté y dócil como un perrito volvió a
colocarse en su sitio.
EL
ÁNGEL EXTERMINADOR
Se consideraba un ángel exterminador. Había
asumido el papel de matar ancianos. Durante años acabó con la vida de cientos
de personas de edad avanzada. Siempre de modo silencioso. Nadie sospechaba de
él. Hasta que un día, al pasar frente a un escaparate, vio su rostro reflejado.
LA MIRADA
Le sostuve la mirada hasta que se hizo de
noche; después desaparecí.
*
Mi nombre es Manuel Serrano.
Vivo en Valencia (España)
Soy maestro desde 1979 y
jubilado. Me gusta la escritura desde siempre y escribo como afición desde hace
cinco años.
He publicado dos cuentos
para niños en la editorial WeebleBooks y en diversas publicaciones de ámbito
nacional e internacional.