«Memories of dream fragments», by Christine Von Diepenbroek |
EL CAMBIAZO
En el corazón del bosque habita un Robin Hood que juega a menudo con Guillermo Tell. A veces se encuentra con Alicia que duerme su siesta bajo un árbol. Un atardecer pudo ver de lejos a los hermanos de Pulgarcito. Robin es discreto y procura no interferir en las historias de sus vecinos, solo en una ocasión no pudo contenerse y le dio un beso a la Bella Durmiente. Lo cierto es que la princesa se despertó y ahora Robin tensa la cuerda de su arco, apuntando, nervioso, al corazón del príncipe que acaba de llegar al castillo.
LA FOBIA
Sentada en el diván hablábamos de miedos y barreras mentales. Él se hacía el profesional, pero yo le veía dar ligeros respingos a cada puerta que traspasábamos.
―Todos tenemos cuartos prohibidos ―me dijo.
―Los míos están llenos de telarañas ―respondí.
Dijo estar acostumbrado, pero no lo estaba. A cada puerta que abríamos se asustaba más; tanto, que a veces intercambiábamos puestos y él se tumbaba en el diván y era yo quien le guiaba.
Hubo un momento en el que nuestras mentes se confundieron y él se quedó dentro de uno de mis cuartos. Ahora cree que es un insecto atrapado en una tela de araña y yo lucho por liberarlo.
DESIGNIOS
Robé el billete de veinte euros de la cesta cuando el padre Ángel no miraba. Lo necesitaba para comprarle una pulsera a Amanda mejor que la que le había comprado Guille. Faltaba un día para su cumpleaños y llevaba un mes rogando que un billete de veinte euros estuviese al alcance de mi mano.
EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO
No me di cuenta hasta que fue demasiado tarde de la enorme cantidad de tiempo que había perdido. A fin de recuperarlo me dirigí a la oficina pública de cosas perdidas, pero no hallé ni un mísero segundo desperdiciado del que poder apropiarme. El tiempo no existe, me dijo una anciana desvaída que veía pasar las horas muertas sentada a la puerta de su casa, cuando quise volver sobre mis pasos advertí que el camino ya no estaba.
DISTORSIÓN
Se presenta sin avisar, pero siempre ruidosamente. Esta característica del ruido está a punto de volverme loca. Da igual que sea de noche o de día. Enciende la tele, se ducha alzando el volumen de la emisora de música, habla a cualquier hora por teléfono. Nunca pensé que los fantasmas tuviesen nuestras mismas necesidades. Ella incluso guisa estofado de carne en la cocina y se maquilla en el cuarto de baño. Para asustarla, a veces formo palabras sobre el vaho del espejo y entonces entra en pánico y grita, estrellando mi fotografía contra el suelo.
TRUCO O TRATO
«Se alquila casa con fantasma», decía el anuncio. Al hablar con el dueño me di cuenta de que la oferta era una auténtica ganga, así que firmé el contrato, encantada de la vida. Cierto que el fantasma es un tanto ruidoso, pero a mí siempre me ha dado miedo la soledad así que formamos un buen equipo, además, en Halloween nos iremos de gira por los alrededores y pensamos pasárnoslo de espanto.
SISENÉG
Cuando despertó contempló su cuerpo desnudo. Yacía al lado de la mujer y ambos se contemplaban mutuamente. Retrocedieron, desandando el camino, y contemplaron a las criaturas del agua a la par que veían volar las aves sobre sus cabezas. Siguieron retrocediendo hasta alcanzar la noche y observaron el nacimiento de la bóveda celeste, surcada por las estrellas y la luna. No se detuvieron en su caminar y, en su retroceso, asistieron a la separación de las aguas y a la formación de la tierra. Totalmente absortos en su mística contemplación llegaron hasta el primer día, para ver, maravillados, surgir la luz de entre las tinieblas. Dieron entonces un paso atrás, uno solo, que les bastó para sumergirse en el caos y ver emerger a Dios en su pensamiento.
MUNDO FELIZ
El hogar es ahora un remanso de paz. Muy de mañana abro las ventanas para ventilar las habitaciones, antes de que despierte la ciudad y el ruido inunde las calles. Pasados unos minutos, vuelvo a cerrarlas, para preservar el silencio. Insonorizar la vivienda ha aumentado mi tranquilidad. Practico mi tabla de ejercicios y veo películas que muestran un mundo nuevo. Todo cuánto necesito comprar puedo pedirlo por la web o por teléfono. Estoy de baja por estrés, pero gracias a las buenas costumbres me estoy restableciendo. El otro día, cuando acudí al especialista en psico-robótica sus recomendaciones fueron claras: es imprescindible para mi total recuperación que el humano que vivía antes en esta casa siga cumpliendo la orden de alejamiento.
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Manuela Vicente Fernández (Ourense/España-1970)
Escribe microrrelato, poesía, ensayo y cuento. Colabora en varias revistas escribiendo artículos y crítica literaria. Socia de AMEIS (Mujeres Escritoras e Ilustradoras), forma parte del colectivo REM (Red Internacional de Escritoras de Minificción). Su obra ha sido premiada y parte de ella publicada en numerosas antologías y revistas literarias nacionales e internacionales. Dirige y coordina el blog grupal de escritura femenina actual Nosotras, que escribimos/Mulleres que escribimos. Ha colaborado con varios cuentos en el Proyecto Sherezade, publicación on line que nace para la difusión del castellano y reúne cuentos de habla hispana de todo el mundo. Escribe para varios medios culturales: Periódico Novas do Eixe Atlántico, Revista Contrapunto, Culturamas, Moon Magazine y Revista Galerada, entre otros.