Leandro Hidalgo: El tiempo es una medida imprecisa


Paul Klee

El tiempo es una medida imprecisa


El cadáver se yergue de un salto, se ovilla de dolor cuando intenta detener la sangre del agujero, se prende la camisa limpia y discute con un hombre, que pronto sale por la puerta, y el antes cadáver besa en la cama a una mujer desnuda.



Educación argentina

Domingo Faustino Sarmiento piensa que la educación pondrá fin al flagelo de la ignorancia. Él llama ignorantes a los negros, a los gauchos y a los indios. Éstos, por su parte, lo llaman a él “pelado ilustrado”, acostumbrados como están a las trenzas, a las motas y a las colitas.



El ovillo

Cada uno de nosotros en cada una de las puntas y desde ahí empezamos a tirar de la madeja en direcciones opuestas. Era extenso aquel ovillo hasta que quedó tensa la lana, cada uno en un lugar distante de cada uno, con una sola mano ocupada en sostener el extremo de un abrigo que no pudo ser.



Caleidoscopio
 
Fue en el desayuno, cuando amaneciste con noticias frescas para nuestra relación. Tenías en las manos trozos de mis sueños, hechos pedazos, y ánimo de mostrármelos. Yo te los pedí para que al momento de hacer las valijas pudiera guardarlos y llevarlos conmigo a donde fuera, para unirlos nuevamente en vaya a saber qué otras sábanas qué otras geografías.

Hoy recuerdo rodeado de tu ausencia aquel desayuno y minucioso, reordeno los fragmentos que me diste: una esfera transparente me ha quedado sobre la mesa, aunque con un hueco, una parte que he perdido o que nunca me devolviste. Aprovecho esa ventanita para mirar hacia adentro: y te veo, remendando otra esfera de otro sueño de otro hombre, observando también por la mirilla que deja un fragmento de su sueño, que ha perdido o jamás le devolvieron, y por ahí los dos ven, a su ex mujer con una esfera de sueños rotos, pegando sus heridas también, en un comedor de diario.



Paro de contar

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· El texto “El tiempo es una medida imprecisa”, es inédito.

· “Educación Argentina”, pertenece al libro Grado –microficciones sobre la Historia Argentina (2014)

· “El ovillo” y “Caleidoscopio”, son del libro Capacho (2010)

· “Paro de contar”, es del libro Instantáneas -100 fotos (2005). Este texto fue recogido además, en la antología Mil y un cuentos de una línea, Ed.Thule, Barcelona, 2007.



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---Leandro Hidalgo---. Mendoza, Argentina, 1981. Sociólogo. Publicó “Instantáneas- 100 fotos” (2005), “Capacho” (2010), y “Grado –microficciones sobre la Historia Argentina” (2014). Web del autor.
 
 
 
 

Microrrelatos de Mariela Ríos Ruiz-Tagle

Fotografías: Chema Madoz

Agua invisible

La casas, los vestidos, los caminos, los libros, los fuegos, las pinturas, los templos, los vientos, las cacerolas, las modas, los árboles, las estrellas, los televisores, los caminos, las bolsas de té, las maderas, las montañas, los metales, las culturas, las tierras, los relojes, los mares, los cuerpos, los seres, los espíritus, se evaporan, se funden, se disuelven sobre agua invisible. 


Fidelidad

Realizaba mi recorrido cotidiano por la Plaza de Armas, cuando noté que mi amigo indigente no despertaba. Ágilmente corrí hacia un hombre sentado en un banco, también llamé la atención de los transeúntes que bajaban por las escaleras hacia el metro, pero nadie me hizo el menor caso.

Me recosté junto al cuerpo frío de mi amigo y con impotencia le ladré a la luna.

(Publicado en texto escolar, “Lenguaje y Comunicación”, para Octavo Básico. Editorial Santillana. 2009


1973

Elmo y Ramona están enamorados. Casi todos los días dibujan y pintan sobre las blancas paredes santiaguinas.

Al atardecer, se acerca un camión militar. Corren abrazados hasta la esquina más cercana. Agazapados ruegan:

-Que nos lleven juntos.

Ramona susurra a su amado que mire hacia atrás. El mural recién terminado parece saludarlos desde el frío.

(Un pequeño homenaje a los artistas brigadistas de la década del 70, publicado en Antología “73 microcuentos a 40 años del Golpe Militar”, Editorial Artegrama)
 

Alma en pena

Todo el tiempo salgo a caminar sin rumbo por el centro de Santiago. Me siento en mi lugar preferido de la Plaza de Armas, rodeado de perros, palomas y algunos jubilados de rostros pálidos. ¿Será posible que algunos de ellos sean los que me golpearan brutalmente, me maltrataran a patadas y culatazos, me torturaran sin piedad, me escupieran e insultaran, aquel día de septiembre hace 40 años? Mi alma en pena, como siempre, es invisible. Arriba, el cielo azulado, es el mismo para todos.


(Seleccionado por repechaje en Concurso Santiago en 100 palabras, libro “Los mejores 100 cuentos VII”, año 2013


Déjà vu

Estaba parado ahí, en el dintel de la puerta. Su largo abrigo negro presagiaba un frío antiguo. Lo miré esperando que sus labios me hablaran, pero estaban sellados con fuego hermético.
Y así desapareció del vagón, silencioso, dejándome el recuerdo de sus ojos profundos y lejanos.
La mujer termina de leer el libro y una extraña sensación la invade.
Mientras tanto, el tren se desliza suavemente por los rieles casi congelados.


Toque de queda

La noche se despierta con el único sonido del motor en marcha de una camioneta, sin patente.

El cuerpo de un hombre se hunde lentamente en las rápidas aguas del río.

La luna observa, impotente, el reflejo de una blanca camisa, que flota a la deriva por el cauce oscuro del río Mapocho.

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Mariela Isabel Ríos Ruiz-Tagle (Santiago de Chile).

Licenciada en Antropología ( U. de Chile), Diplomada en Filosofía( U. Alberto Hurtado), Post-grado en Ciencias Sociales (Ilades). Escribe poesía, cuento y narrativa.

En 1979 obtuvo el Premio Borges de la Fundación Givré, en Buenos Aires, mención Cuento Corto por "La prohibición". Durante el viaje a Buenos Aires tuvo el honor de conocer personalmente al gran escritor don Ernesto Sabato con el cual ya mantenía cordial correspondencia. En 1984 obtiene el segundo premio latinoamericano de Revista Mairena, Puerto Rico, por el extenso poema "Madre espina de campos absolutos". Ha ganado distinciones y aparece en una “Antología de poesía Hispanoamericana “de Publicaciones Altair, Bahía Blanca, Argentina.

Sus obras editadas son: "Madre Espina de Campos Absolutos" (Poesía, 1984); "Blue Moon" (Novela, primera edición, 1992); "Nada es personal en la extrema tarde de rubíes” (Poesía, 1998); “ La vida en breve “( Microcuentos, 2011) ; ”Poemas en Blue Mayor” (Poesía, 2013), “Los azules prados del tiempo”(Poesía, 2014) y la Segunda Edición de la novela “ Blue Moon”, año 2014 . Ha participado en las antologías, “Microcuentos, a 40 años del Golpe” (Cuentos breves, 2013), “Chile, país de poetas” (Poesía, 2013) y en el libro correspondiente al año 2013 del Concurso de microcuentos, “Santiago en 100 palabras” con su microcuento “Alma en pena”.

Asímismo, el microcuento “Fidelidad” fue seleccionado por la Editorial Santillana, en el libro de Lenguaje (2009), correspondiente a la asignatura de Lenguaje del curso Octavo Básico.

Ha participado en diversos talleres literarios, lecturas poéticas, publicaciones escritas, revistas y páginas web.

Pertenece a Sech Mujer, Sociedad de Escritores y Escritoras de Chile.

Blog
 
 

Microcuentos de Diego Muñoz Valenzuela


Jackson Pollock


De cómo la poesía infunde historias de amor

La bruja dulce se enamoró del licántropo. No supo si la sedujo su sonrisa bondadosa y cargada de colmillos, su mirada lobuna inundada de deseo o sus palabras lentas y cuidadas. La cuestión es que le dio por leer poesía. Leyó a Miguel Hernández y sintió los vuelcos de su corazón de terciopelo ajado. Leyó a García Lorca y se convirtió en potra de nácar y en mozuela. Rogó al licántropo para que la llevara al río. Él, gentil, accedió. Bajo la luna hicieron el amor y fueron felices. Después, cuando el alba fue anunciada por un gallo, él se fue para siempre, cantando. La bruja reconoció los versos y cantó con bellísima voz. Amo el amor de los marineros que besan y se van. Dejan una promesa, no vuelven nunca más.



Amores perfectos


-Yo creo que lo nuestro no puede continuar –asevera con tristeza la mujer lobo.

-¿Por qué? –pregunta angustiado el vampiro, rodeando su peluda cintura para sujetarla.

-Porque es necrofilia –repone ella mientras lame su rostro pálido con devoción.

-Eso depende del punto de vista –argumenta el no muerto, estrechándola con vigor-. Creo que lo nuestro es más bien zoofilia.

Se dieron un largo beso de amantes, resignados ante el destino inevitable. 
 
 
Contracuento de hadas 1

Con el tiempo el príncipe ha engordado debido a la gula, el alcoholismo y la fiesta permanente. Ahora tiene una barriga gigantesca y una papada descomunal. Las piernas raquíticas apenas son capaces de sostenerlo. Hipa constantemente producto de una borrachera consuetudinaria. “Dios mío”, se dice con amargura la infanta, “ha terminado por convertirse en un sapo, igual que al inicio”. Y concluye que la historia es circular. 
 
 
Rehabilitación de Circe

La preciosísima Circe estaba aburrida de la simplicidad de Ulises. Si bien era fogoso, bien dotado y bello, la convivencia no daba para más. Solía convertirlo en perro para propinarle patadas, y él sollozaba y le imploraba perdón. Lo transformaba en caballo para galopar por la isla de Ea, fustigándolo con dureza. Lo transmutaba en cerdo para humillarlo alimentándolo con desperdicios. Volvía a darle forma humana para hacer el amor, y volvía a fastidiarse con su charla insulsa. Por fin lo expulsó del reino, le restituyó su barca y sus tripulantes y lo dotó con alimentos para un largo viaje. “Vete y no vuelvas”, ordenó con voz terminante al lloroso viajero, “y cuenta lo que quieras para quedar bien ante la historia”. Después sopló un hálito mágico para hinchar la vela de la embarcación.


Paradojas de la Ingeniería Genética 2

El gato genéticamente mejorado se sienta a conversar con su equivalente hamster. Es una de aquellas conversaciones respetuosas y reflexivas que me agrada auscultar. Nada de agresiones, ni siquiera un asomo de desconfianza. Muy lejos de la fantasía escabrosa que impera en la isla del doctor Moreau. El modelo original del felino ya estaría saboreando –si es que no torturando- al infeliz roedor.

-Me habría gustado ser un cocodrilo –comenta el hamster- para pasarme en el agua con ese traje costoso.

-Pero esos saurios son carniceros, solo piensan en devorar cebras y ñus que tratan de cruzar su río -acota el felino-; tú en cambio eres un pacifista vegetariano.

-Ah, eso… -responde con tristeza el pequeño mamífero- me gustaría saber qué siente un predador cuando caza. Es morboso, pero así son las cosas.

-Tal vez de ese modo empezó Hitler, con un sueño como el tuyo. Mira cómo terminó.

El gato se incorporó y subió ágilmente por el árbol hasta el tejado. Allí se quedó solo, tomando sol. Reflexionando.


***


---Diego Muñoz Valenzuela--- (Constitución, Chile, 1956)

Ha publicado siete libros de cuentos: Nada ha terminado, Lugares secretos, Ángeles y verdugos, De monstruos y bellezas, Déjalo ser, Las nuevas hadas y Microsauri; cuatro novelas: Todo el amor en sus ojos (tres ediciones: 1990, 1999, 2014), Flores para un cyborg (tres ediciones: 1997, 2003, 2010), Las criaturas del cyborg (2011) y Ojos de Metal (2014); las tres últimas conforman una trilogía de ciencia-ficción; y los libros ilustrados de microrrelatos Microcuentos (libro virtual, 2008, con Virginia Herrera) y Breviario Mínimo (2011, con Luisa Rivera).

La novela Flores para un cyborg fue publicada por EDA Libros en España (2008), en Italia por la editorial Atmosphere Libri (2013), y en Croacia por la editorial ALFA (2014); y los volúmenes de cuentos TAJNA MJESTA (Lugares secretos) en Croacia por ZNANJE (2009) y MICROSAURI (Microsaurios) en Italia por Robin Edizioni (2014). 
 
 
Diego Muñoz Valenzuela 
 

Microrrelatos de Bibiana Bernal



Beth Moon


Viaje de invierno

El rostro dulce y la voz excitada del niño irrumpieron en el estudio.

–Papá, papá, mamá sigue aquí, suena y suena.

–Lo sé, también escucho su violín todas las tardes de lluvia.

–Papá, silencia un momento tu oboe y ven conmigo al jardín. Mamá ahora interpreta Viaje de invierno para nosotros.

La mano del oboísta no alcanzó a viajar desde su instrumento hasta la mano de su hijo. Justo cuando el niño la extendió, su padre se desvaneció, integrándose con la lluvia que caía tras la ventana.



Confusión

Mami, anoche soñé que podía volar y recorrer grandes distancias en poco tiempo. Fue un sueño muy bonito. Paseé por todo París durante el tiempo que tardamos en llegar a la escuela en el autobús. Cuando fui a despedirme de ti, estabas vestida igual que cuando te acostaste, yo tenía la misma pijama y también era lunes. Aproveché para visitar a papá. Lo encontré pintando, como siempre. Al verme se sorprendió y preguntó cómo llegué. Le dije que volando pero no me creyó y me encerró en su habitación. Por eso te llamo, mami, para que le expliques que es un sueño y me deje ir.



Desahogo

Una mujer que llora, intenta escribir un minicuento. Lo único que se le ocurre es un cuento cuya protagonista llora desde el principio hasta el final. Cuando termina de escribirlo, el llanto de la protagonista cesa. Ahora lo único que a esta le preocupa es calmar el llanto de la escritora.



Encuentro

Entra al café, me mira y se acerca. Permanece. Nos saludamos con un gesto. Sonreímos. Le permito sentarse. Trae restos del aguacero que hasta hace un momento yo contemplaba a través del cristal. Ha entrado para refugiarse. También yo... aunque llegué mucho antes de que lloviera. Se acerca aun más y entramos en comunicación. Al cabo de un rato, abandona el lugar, porque alguien hace que salga. Lo hace. Regreso entonces la mirada al cristal, para verlo cruzar la avenida. Allá va, en medio de la lluvia, ha retomado su ruta incierta de perro callejero.



Pesadillas

Las pesadillas resultan más angustiosas para quienes están alrededor que para los directamente afectados”, concluyó el hombre después de intentar, en vano, salir de las pesadillas de su esposa.



Descontinuado

Después de comprar la cabeza, los brazos, las piernas, el tronco y los órganos, al fantasma le fue imposible comprar la vida.

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---Bibiana Bernal---


(Colombia, 1985). Es poeta, narradora, editora y gestora cultural. Dirige en Quindío la Fundación Pundarika, la editorial Cuadernos Negros y la revista Minificciones. Ha publicado: “Mujeres minicuentistas” (2006), “8 Cuentistas Quindianos” (2007), “5 Ensayistas Quindianos” (2007), “Minificción Quindiana” (2007), “Silencios de Hadaverde” (2007), “Ellas cuentan menos” (2012) y “Dos veces breve. Minificción de México y Colombia” (2014). 


 

«Fenómenos de circo», por Ana María Shua


Portada de Fenómenos de Circo, de A.M. Shua (Emecé)



---Ventajas femeninas---

Quién si no las mujeres, siempre dispuestas a doblarnos (los hombres son tan derechos), con nuestro estilo complicado y retorcido (los hombres son tan simples), con nuestras articulaciones laxas (las de los hombres son tan rígidas), quién si no las mujeres y las serpientes para contorsionistas, empecinadas en ese nudo obsceno, tentador, reprobable, que sin embargo non exigen, nos aplauden.



---Nudo gordiano---

El carro de Gordias, rey de Frigia, estaba atado con un nudo tan complicado que nadie lo podía desatar. Según el oráculo, quien fuera capaz de deshacer ese nudo conse­guiría conquistar toda Asia Menor. Sólo Alejandro Magno fue capaz de encontrar la solución: cortó el nudo con un tajo de su espada. Pero este no es el caso, amigos, les ruego que tengan un poco más de paciencia, insiste la joven contorsionista, ante los hombres que la sacaron en andas de la pista y desde hace tres días están tratando de desanudarla.



---El ligre---

El ligre, dicen las enciclopedias, es producto del cruce entre un león y una tigresa. Su aspecto es el de un gigantesco león con rayas de tigre difusas. Los ligres macho desarrollan melena. Su nombre científico es Panthera tigris x Panthera Leo. Más grande que su padre y su madre, el ligre llega a medir más de cuatro metros y a pesar hasta cuatrocientos kilos. Como el gen que inhibe el crecimiento se transmite por vía materna en los leones y por vía paterna en los tigres, el ligre no lo hereda, y, así,crece sin parar durante toda su vida.

Se dice que el más grande de los ligres excede el tamaño de todo lo conocido. Se dice que el universo entero, desde el Big Bang mismo, crece y se expande en la cavidad bucal de ese viejísimo ligre, que está a punto de morir.



---La pequeña Lucía Zárate---

En su edad adulta, la mexicana Lucía Zarate llegó a medir cincuenta centímetros. Pesaba dos kilos y medio y era perfectamente normal en cualquier otro aspecto. Fue la enana de circo mejor pagada de la historia. En 1880 ganaba nada menos que veinte dólares la hora. Murió una noche por congelamiento, cuando el tren en el que viajaba quedó varado en las Montañas Rocallosas.

Aquellos que van en peregrinación hasta el lugar de su deceso, la consideran una intercesora ante la divinidad. Instalada a los pies del Trono del Señor, sólo ella en toda la jerarquía de santos sería capaz de resolver los pequeños problemas que los demás desdeñan. Se ruega a la mínima Lucía para que nos libre de los callos, el mal aliento, las visitas inoportunas, la gente que habla en el cine, las manchas de comida en la ropa buena y la picazón por alergia de contacto.

Lucía Zárate

---El acróbata de los azotes---

En la educación de un príncipe de Inglaterra cumplía un papel fundamental el Niño de los Azotes. Cuando el príncipe cometía un error o una transgresión, se propinaba al Niño de los Azotes el castigo que estaba prohibido descargar sobre la sagrada persona de Su Majestad.

El famoso acróbata italiano Archange Tuccaro, autor del primer tratado sobre saltadores y volantineros (Trois Dialogues, París, 1599) fue contratado para enseñar el arte acrobático al emperador Maximiliano de Austria. De acuerdo con el relato de un testigo presencial, cada vez que el monarca cometía una torpeza mientras realizaba una voltereta en el aire, un joven saltimbanqui caía al suelo en su lugar. A causa de la poca habilidad natural de Maximiliano para este tipo de ejercicio, los jóvenes acróbatas, con los huesos rotos, debían ser frecuentemente reemplazados.


---Problemas con los elefantes---

Siempre el problema de los elefantes. Las dificultades para alimentarlos, sus caprichos. Los fardos de pasto que nunca alcanzan, sus exigencias de prima donna. Quieren salir últimos, como broche de oro del espectáculo, figurar primeros en el cartel, quieren que la joven que levantan en su trompa sea una modelo famosa y cotizada, quieren bombones, imagínense: no menos cuarenta kilos de bombones. Quieren manteca, pero suelta y no en paquete, para frotarse las arrugas en la piel de las rodillas. Y después, ante el domador, como si nada: obedientes, graves, silenciosos. Todos se burlan de mí, nadie me cree, es agobiante, estoy harto de ser cuidador de elefantes, quiero cambiar, estoy comiendo mucho, me dejo crecer la trompa.


---El primer tragafuegos---

Euno era sirio y esclavo, ingenioso y rebelde. En el año 133 antes de Cristo se convirtió (pero jamás lo supo) en el primer tragafuegos registrado de la historia occidental. Fue líder de una revuelta de esclavos en Sicilia, donde tomó varias ciudades, y llegó a coronarse rey. Como prueba de la inspiración divina que lo animaba, avanzaba al frente de sus desesperadas tropas escupiendo fuego, humo y chispas. Llevaba en la boca una cáscara de nuez llena de materia ígnea, brasas y azufre, soplando a través de sus perforaciones, con el efecto de un fuelle sobre las ascuas. En el Cirque du Soleil hubiera sido un gran artista. Capturado vivo, la muchedumbre de Roma se limitó a descuartizarlo, en un espectáculo sin duda interesante pero imposible de repetir.


---Tres piernas---

El rey Salomón le exigió cierta vez al demonio Asmodeo que le mostrara a uno de los seres que viven en el reino subterráneo. Tembló la sala del trono, se abrió la tierra y un hombre extraño, con tres piernas, surgió de las profundidades. Asmodeo no tenía el poder de hacerlo regresar a su mundo, y tampoco el rey Salomón. Para compensarlo de algún modo por su injusto exilio, Salomón lo empleó como pastor de sus rebaños.

En la primera mitad de siglo XX se exhibió en circos de Estados Unidos un hombre con tres piernas. Decía llamarse Francesco Lentini. La tercera pierna nacía de su espina dorsal, como si fuera un apéndice caudal, por lo que en su acto la utilizaba muchas veces como taburete.

Se equivoca el que intente descubrir alguna conexión entre estas dos historias.


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      Ana María Shua

 
Ana María Shua

Escritora argentina, nacida en Buenos Aires en 1951. Ha escrito poesía, ensayo, novela y cuento. Ha publicado los siguientes libros de microrrelatos:


1984 - La sueñera, Minotauro, Buenos Aires (reeditado por Emecé en 2006)

1992 - Casa de geishas, Sudamericana, Buenos Aires

2000 - Botánica del caos, Sudamericana, Buenos Aires.

2004 - Temporada de fantasmas, Páginas de Espuma, Madrid.

2009 - Cazadores de letras, (reúne los cuatro anteriores), Páginas de Espuma, Madrid.

2011 - Fenómenos de circo, Páginas de Espuma, Madrid y Emecé, Buenos Aires.

Más información, aquí.



Brevilla reproduce estos textos con la autorización de la autora.





Microcuentos de José Manuel Dorrego Sáenz


Roy Lichtenstein



Peor que usted


Se ovilla sobre las baldosas frías y comienza a temblar: ese es, básicamente, el Modelo 1, señor. Y créame que impresiona tanto como deprime. El modelo 2 también se ovilla y tiembla, pero añade unos gemidos entrecortados que ponen los pelos de punta, permítaseme la frase hecha. Cuesta algo más, claro está, pero compensa el sacrificio económico. El modelo 3, añade a sus predecesores un llanto con lágrimas hiperrealistas que le estremecerán. Junto a él, comprenderá lo que significa realmente la desolación. Todos incluyen garantía de cinco años, piezas y mano de obra incluidas. Créame, señor, si busca alguien más desdichado que usted, nuestros modelos son el complemento ideal: su aciaga y desdichada existencia harán que sus problemas le parezcan una bendición.


La poda



Está a punto de alcanzar la excelencia de la brevedad. En su último relato de una sola línea, ha conseguido prescindir del verbo, el adverbio, los dos adjetivos y el pronombre personal. Aún le queda una conjunción copulativa, de la que intentará deshacerse próximamente (Ya tiene un plan al respecto) Entonces solo le quedarían los puntos suspensivos, gracias a los cuales confía en mantener la intriga hasta el final.



Sonría, por favor


Usted es el primero que la abre ¿Cómo consigue permanecer impertérrito? Hace tres siglos que nadie llega hasta aquí para abrirla, debería sentirse un titán, un elegido, un héroe, un prócer. Y sin embargo, mírese, la ha abierto con desgana, como con desidia, igual que si estuviese abriendo, medio dormido, la tapa del bote de Cola Cao por la mañana. Pero en el pecado llevará la penitencia. Ahora deberá permanecer aquí, junto a ella, hasta que alguien regrese para abrirla de nuevo. Y ponga un poco de actitud de su parte, señor, por lo menos sonría, que parezca que, al menos, le entusiasma lo que hace.



2500 voltios



No creo que pueda pedirse mucho más para ser un lunes por la tarde. Por motivos logísticos, su ejecución ha sido aplazada hasta el jueves de madrugada. Así pues, para usted hoy es como si fuese un viernes. Sea positivo y sonría, caballero: piense que es como si le quedara todo un fin de semana por delante.



Sin noticias de Dorian Gray



Le di un puñetazo al lienzo, mi brazo se hundió en la pintura y quedé integrado dentro del cuadro. ¿Qué qué se siente formando parte de una obra de arte? Francamente: desasosiego. Como era un cuadro vanguardista, ahora soy un arlequín con orejas de búho (Ya sé, los búhos no tienen orejas, pero eso forma parte de la gracia del vanguardismo). Al verme, la gente dice cosas como “Sé magnific”. Yo flipo. La próxima vez le doy un puñetazo a un retrato costumbrista: por lo menos, dirán que les recuerdo a alguien que se parece, lejanamente, a no sé quién.



***


José Manuel Dorrego Sáenz (España)



Comencé a escribir muy joven, cuando en la televisión solo había un canal con películas malísimas donde siempre ganaban los buenos, así que era la manera de inventarme mis propias historias. Luego, en 2002 me encontré en Internet con Ficticia, página decana del cuento en la red, y donde el microrrelato tiene un hueco esencial. Desde entonces escribo y colaboro en esa página, igual que otros están apuntados a un club de críquet. Tengo relatos publicados en la antología “Latidos”, “101 fictimínimos” o “La lectora impaciente”, y he sido ganador o finalista de concursos como “Relatos de verano” (ABC) “Los microrrelatos de El País” (El País) “Relatos” (ABC), “Concurso de relatos de RENFE”, “Cuentos en la Onda” (Onda Madrid), “El museo de la palabra”, “Augusto Monterroso”, “Maratón de microrrelatos Navacerrada 2015” o “Relatos en Cadena” de la Cadena Ser, donde he sido 8 veces finalista, y estaré presente en la final anual de 2015. En mayo, presenté y publiqué mi primer libro en solitario de microrrelatos, “El contrabajista del Titanic”, cuya segunda edición se espera para el mes de junio. 
 
 
 
 
 

Microcuentos y haikús de Milton Puga

Pieter Bruegel


Bon appétit!


Es verdad. Mis parientes golpearon al misionero con un garrote. Luego lo guisaron y finalmente se lo comieron en una cena muy animada. Sólo dejaron los zapatos. Actualmente están en el museo de la aldea, dentro de una caja de cristal. Desde entonces las cosas no han marchado bien para nosotros. Han pasado más de cien años y todavía dependemos de la pesca y la recolección de frutas para alimentarnos. No tenemos hospitales, escuelas ni caminos. Por eso organizamos la cena de aniversario. Para pedir perdón, para sacudirnos esta maldición y para reconciliarnos con nuestro turbulento pasado. Afortunadamente los familiares de la víctima no nos guardan ningún resentimiento. Entienden que éramos –y en cierta forma continuamos siendo– unos pobres salvajes. Aceptaron de inmediato la invitación, a pesar de la distancia y las dificultades para llegar hasta aquí. Fue una jornada memorable. Muy temprano en la mañana realizamos la visita al museo. Le pedimos perdón a la familia delante de los zapatos del misionero. Hubo discursos, lágrimas y tiernos abrazos. Al atardecer, en una playa de blancas arenas encendimos una fogata sobre un lecho de piedras para guisar pescado. El crepitar de las llamas iluminaba los rostros. Sentados en torno al hogar extendíamos nuestras manos para tomar el alimento. El tataranieto del infortunado misionero estaba junto a mí. Con sus finos dedos desgarró un trozo de carne de nuestro pez más sabroso, me miró a los ojos y me lo ofreció con una sonrisa. Se me hizo agua la boca.



Razones de peso

Los animales salvajes dedican toda su vida a devorarse entre sí. Esto a nadie le sorprende. Pero yo no soy un animal. Soy gorda y por eso me desprecian. A los seis años ya pesaba cincuenta y cuatro kilos. Quizá me temen. Deben pensar que puedo abalanzarme sobre ellos para morder sus miembros atléticos y bronceados. En cierta forma tienen razón. Mi boca siempre está al acecho. En ocasiones, cuando he vaciado la despensa de mi casa, he tenido que asaltar los refrigeradores de mis vecinos. Esto apena mucho a mi mamá. Ella es muy delgada. Cuando me sale a buscar, siempre trae consigo el cinturón de papá. Es muy ancho y muy largo. Y pega fuerte. Ahora último me cuesta salir. Tengo que hacer un esfuerzo para pasar por la puerta. Desde la ventana de mi pieza observo a la gente. Son todos delgados y hermosos. Especialmente las chicas de mi edad. Una vez me crucé con un grupo de ellas. Llevaban regalos y vestían con primor. A la distancia escuchaba su conversación. Iban a una fiesta de quince años. Decidí seguirlas. Después de caminar un trecho se detuvieron frente a una puerta y llamaron. Les abrió una mamá encantadora. Por la puerta entreabierta me llegó el dulce aroma de una torta. Bizcocho remojado en caramelo, con crema de naranja y adornos de mazapán. No pude contenerme. Corrí con todas mis fuerzas. Justo antes de llegar, la puerta se cerró. Me desplomé en la acera, vencida por el esfuerzo y aplastada por mi propio peso. Del otro lado de la puerta me pareció escuchar algunas risas.


 
Academia

“El arte es largo, la vida breve.” Lo sabemos por experiencia. Muchos han partido sin haber visto concluida nuestra magna obra. Yo soy el más joven. Tengo noventa y siete años. Hace setenta años nuestros predecesores comenzaron a trabajar en la novena edición. Actualmente vamos en la letra P. Debemos proceder con extrema cautela. Desde hace algún tiempo se ha incrementado la presión para introducir neologismos. Con frecuencia se nos acusa de elitistas e inútiles. Se dice que demoramos indefinidamente la conclusión del diccionario para seguir aprovechando privilegios y prebendas. ¡Atolondrados! ¡Insensatos! ¡Temerarios! Cada mañana me ajusto el monóculo y reviso los titulares de la prensa. Allí asoma la avanzada de la barbarie contra la cual luchamos desde nuestro alto sitial. Esas pobres mentes se han dejado esclavizar por la necesidad más inmediata. En los titulares, con porfiada insistencia, se repiten las mismas palabras. Pocas y pobres palabras. Esta sola circunstancia bastaría para justificar nuestra existencia y, por qué no decirlo, también nuestros privilegios. De no ser por nuestra labor, ¿quién podría develar a las gentes sencillas la belleza profunda que oculta la etimología de la palabra “pabellón”? ¿O la secreta afinidad que vincula a los términos “yugo” y “cónyuge”? ¿Quién sino nosotros podría poner de manifiesto la infinita sabiduría contenida en refranes como “En tierra de ciegos, el tuerto es rey”?

 


 
 
 
---Haikús---

Una araña en

el cielo teje contra

viento y marea.

*
El viento ruge.

En los nidos se eleva

una oración.

*
Montón de tierra.

Pájaros silenciosos.

Último adiós.

*
Paseó su color

en la sombra y en la luz.

Volando se fue.
 
*

Del otro lado,

el viento hincha sus alas.

Es la libertad.

*

Nuevas canciones.

Los pequeños ángeles

despiertan el día.



*



Milton Puga

Rancagua, Chile, 25 de noviembre 1960.

Profesión: Diseñador Gráfico.

Oficio: Publicista.

Vocación: Lector que escribe.

Desde diciembre de 2011 reside en Temuco, en La Frontera del Reyno de Chile, donde asesora a empresas e instituciones en gestión de marca y comunicación estratégica.

Un libro publicado: Amanecer, Sudamericana, 2003; doce relatos de ficción.

Tiene la esperanza de publicar pronto otra docena de cuentos con el título Reverso.

Cultiva la microficción. 
 
 
 
 

Microcuentos de Patricia Nasello


Joan Miró



Ira

Acostumbrados a verlo levantar sus olas, rítmica y tranquilamente, como magníficos bostezos de hipopótamo, no notan el cambio de humor que lo domina. No perciben su sorda rabia ante la nauseabunda mancha que se extiende. Por tal motivo sus primeros ataques —un grupo de pescadores, la sirenita de Andersen, el Libro de Jonás y cierta antigua casa labrada en coralina—, los tomará desprevenidos. Y para cuando, por fin, organicen la defensa, él, descontrolada ya su furia, con descomunales lenguas líquidas estará arrastrando a su abismo manadas de centauros, quebrachales, la regla de tres simple, acuarelas, niebla, agujeros, cuentos de suspenso, nidos, pesadillas, ocarinas, políticos y simios, el Paraíso Perdido y las Islas Bienaventuradas.

Pervertida la última gota de agua límpida de mar, llegará el aciago momento en el cual todo lo que de él surgió yazga bajo esa viscosa sangre de la muerte que los hombres llamaban petróleo.



La caricia

Quizá se debió a un ansia inconsciente de elevarme hasta encontrarte, o a un efecto de la desesperación; el caso es que comencé a volar.

Sostener mi cuerpo en el aire, orientarme según los vientos, descubrir en las alturas un presagio de tormenta, fue un aprendizaje arduo, un proceso peligroso que ocupó mi tiempo y dio sentido a mi vida.

En las montañas la vista es maravillosa y el silencio casi perfecto. Los cóndores ya no recelan mi presencia, sin embargo bajo a diario al llano. Visito el camposanto. Recorro con mis yemas las letras de tu nombre.



Regocijo


Él vio a una desconocida, está seguro.

—¿Cómo, si el amontonamiento del basural apenas deja ver de noche? —lo increpa un niño cara sucia cuyas costras de roña parecen duplicar su peso exiguo. El resto de la barra apoya al desconfiado.

—¡La vi con estos dos ojos! —los chiquilines ríen, su ojo izquierdo, que a ratos se desvía como si quisiera unir fuerzas con la nariz, ni derecho ni torcido logra ver nada—. Dejó un ramo de flores abajo del árbol que está después del paredón. Capaz que hay un muerto ahí, enterrado —agrega con el desparpajo que le otorgan sus diez años largos de hambre. Sonrisa torcida, perversa.

Haciendo caso omiso a la escarcha que el sol aun no derrite, recogen del basural algo que fue una pala. Entusiasmados, discuten quién será el que cave, cada uno encuentra el argumento que justifique su derecho a usarla. La expectativa colorea sus mejillas magras, los excita.

—Yo pateo las flores si todavía no las han cagado los perros —anuncia—. ¿Y si el muerto tiene anillo, cadena, medallita? —habla entre risas.

Los otros, mocos expuestos al aire gélido, ríen con él. La felicidad es contagiosa.



Salvaje


Decide eliminar con crueldad al enemigo: detona una carga de palabras odiosas, gastadas, en descomposición.



Postal

Para Mario y Alejandro


Bajo la brillante claridad que precede a la aurora, un par de niños corren a través del valle y ríen. El mayor, con los brazos en alto, sostiene un aparejo de pesca en cada mano. Las cañas, talladas en madera de cerezo, apuntan orgullosas hacia el delicado fulgor que se abre paso tras las sierras mientras las líneas, como si fuesen banderas, flamean detrás. El pequeño hace su mejor esfuerzo para que el primo más grande no se le adelante y observa maravillado como los anzuelos atrapan rayos de sol. Las capturas dejan su huella en el cielo: hasta un forastero podría distinguir ese efecto bello y extraño, esos vacíos en la luz.


Hado

Ovillado en mí un hombre imaginario dormita. Vencerá a la realidad cuando despierte.



Cerdo

Era una mujer. La vi venir desde lejos, bajaba la cuesta a tropezones. Se caía, se volvía a levantar. Intentó volverse un par de veces, trepar la sierra. No pudo. Continuó desbarrancándose. Hasta que se topó con el chiquero. Entró temblando —de cansancio— supuse. Y se acostó entre nosotros, en el barro.

Sus piernas, sus brazos, estaban cubiertos de moretones; el pelo en desorden; la blusa y la falda, rotas.

—Viene cayendo desde hace mucho —pensé.

Durmió varias horas.

Cuando reaccionó caminó hasta el comedero.

Una chancha llorando no conmueve a nadie. Es patético. Grotesco. Ella debe saberlo, porque da vuelta la cara, esconde las lágrimas.

Ahora está en mi manada. Tarde o temprano tendrá que entrar en celo. Si todavía llora, será su problema.


Vida

—Dios es el primer alfarero —dice papá, y me enseña a amasar el barro para que no queden grumos. Los grumos arruinarían las cosas importantes que hace: platos, fuentes, ollas, macetas. Desde que era más chiquita me gusta verlo trabajar. Dice que enseñarme “el oficio” es un regalo que me hace porque es navidad, pero no, es porque aprendí a sumar rápido y también a leer.

—¿El primer alfarero cómo? —pregunto mientras ponemos a secar las piezas antes de llevarlas al horno. Me gusta mucho ver el conejito que modelé al lado de sus cántaros.

—¿Cómo? —ríe—. Haciendo con barro al primer hombre —. A veces habla de cosas que no entiendo a propósito, para que no se me vayan las ganas de estudiar—. Lo llamó Adán y es el padre de todos.

Se pone serio, creo que piensa en el abuelo. Quiero darle la mano para espantar la tristeza pero está peor. Mira mi conejito que se ha llenado de esa pelusa blanca tan linda y ahora salta para el lado nuestro.

Lo alzo, es tibio y suave.

—Tocalo papi, no tengas miedo.

***

Patricia Nasello (Córdoba, Argentina, 1959).


Editora de contenidos de “Microfilias” revista digital trimestral de los géneros breves en español (publica Editorial Libros al Albur, Sevilla, España).

Tiene publicado el libro de microcuentos “El manuscrito”, edición de autor, 2001.

Ha obtenido varios galardones con sus cuentos, entre otros, los otorgados por la SADE (Sociedad Argentina de Escritores, seccional Córdoba), el periódico “La Mañana de Córdoba”, la Municipalidad de Alta Gracia (Pcia de Cba, Argentina), la red ning TRIPLE C (Cofradía del Cuento Corto), la “Escuela de Escritores” (España), y las revistas digitales Internacional Microcuentista y Cuentos para el andén.

Edita los blogs “Patricia Nasello microrrelatos” (textos propios), "Piedra y nido" (antología de microrrelatos) y “REY ARTURO, el hombre, el mito” (análisis de los núcleos históricos y literarios que disparan —dan nacimiento y nutren— la leyenda artúrica).

Coordinó talleres de creación literaria, desde el año 2002 hasta el 2012 inclusive, en las siguientes instituciones: Centro Cultural de Alta Córdoba, Paseo de las Artes, SADOP (Sindicato Argentino de Docentes Privados) secc. Cba.

Algunos de sus microcuentos han sido distinguidos con traducciones al inglés, francés, rumano e italiano. 
 
 
 
 

Hiperbreves de Alfonso Pedraza


Ilustraciones: John Seba



Silencio



Se secó el mar dentro de la caracola



Estásimo 42


Confirmada la revelación. Se hizo extirpar el ombligo y, tatuó en su lugar ¡Salve Yocasta!



El esperador esperado



Para volver, Odiseo aguarda, desde hace añales, que la túnica esté completamente tejida.



Clásico


Teje, desteje. Penélope es otra desde aquel “ahora vuelvo voy por cigarros”.



Interrogante o necedad ancestral



Cuando diluvió, ¿el dinosaurio estaba ahí?



Aciaga reflexión de una liebre secuestrada


Aquí, hay gato encerrado.



Un hombre necio de Sor Juana…


¡Yo qué! ¡Ellas!



¿Suicida?


¡Qué esnobismo! Lo actual es ser autómata.



Candor

Manzana cree aprisionar al gusano.



Eutanasia para mi cuento:


Fin.


Microtaxonomía



(Homo ludens brevisimus).

Cosmopolita. En vías de expansión.

Alimentación: merlines, gacelas, relámpagos y suspiros.

Adereza entremeses indigestos a sensibilidades ortodoxas. 




***


Alfonso Pedraza Pérez: Médico Cirujano, por la UNAM. Fundador del Taller de Minificciones de Ficticia. Ha publicado en: El Búho, La risa de la hiena, La Jornada Semanal, Tal Cual de Venezuela, ”Cien fictimínimos”, “Libro de los seres no imaginarios”, “Alebrije de palabras”, “Cuentos pequeños, grandes lecturas” y “Futbol en breve. Microrrelatos de jogo bonito” y en páginas electrónicas. Artículos sobre minificción en: Hostos Community College de CUNY, Pleisosaurio, y Cultura de Veracruz. Jurado del Premio de Cuento corto “Agustín Monsreal” 2011. Compilador de “Cien Fictimínimos. Microrrelatario de Ficticia” 2012 y de “Cuentistas brevísimos de EL CUENTO, revista de imaginación” 2014. Crea los blogs: “Arca Ficticia” ; “Minificciones de “El cuento, revista de imaginación” y “Plasticidades” contiene sus textos. Produce y conduce el programa radial “Gente de pocas palabras” dedicado a la difusión de la microficción universal.