Miguel Ángel Molina: «Desamores y otros guiños»

Christine Von Diepenbroek


DESAMORES

Cualquier día explotará y cortará con esta mierda de vida. Ya no soporta más babas por la cara, no quiere seguir haciéndolo sin preservativo y cada vez odia más ese olor nauseabundo a sudor, orines y perfume barato.
Tumbada en la cama, recibe las embestidas deseando terminar cuanto antes. En eso él también está de acuerdo, así que en dos minutos todo ha acabado. Tras derramarse sobre ella le dice con desprecio: «Puedes largarte, he tenido suficiente». Deseosa de perderle de vista cuanto antes se malviste corriendo, pero antes de salir se vuelve y dice: «En diez minutos cenamos».


EL ALMENDRO DEL CEMENTERIO

Abril-1945: la hambruna no hace distinciones.
El mercancías viaja atestado de críos que buscan por los pueblos algo con lo que engañar al hambre. Atiborrados de necesidad saltan antes de que el tren pare, pero uno de ellos falla y pierde sus piernas en la vía. Lleva una almendra en el bolsillo y la muerte escrita en su cara. Una mujer le acoge mientras aguardan al médico del pueblo vecino. Minutos después ya nada importa. Un sermón, tierra y un agujero acaban con sus trece años. Ni tan siquiera sabían su nombre.
Marzo-2009: una vez más el almendro florece.


GUIÑOS MACABROS

Ajeno al exterior, acurrucado con una manta vieja, procura conciliar el sueño en tres metros cuadrados, suficientes para no dormir al raso. Allí solo le molesta algún trasnochador necesitado de más dinero; por eso no se sorprende cuando unos chicos le piden que abra.
Al correr el pestillo se abalanzan sobre él y le llueven los golpes e insultos. Enseguida descubre los guiños macabros de la vida. Su sueño infantil de ser bombero se cruza con el de su padre, deseoso de que trabajara con él en la gasolinera, cuando aquel líquido le empapa y la cerilla se enciende.


MIMO

Cuando Bob Esponja termina su espectáculo, Daniela aplaude emocionada. Es entonces cuando el mimo aprovecha las súplicas de los niños para vender a sus mamás un globo con la forma del muñeco. La niña se acerca hasta él y cuando Bob ve su rostro ilusionado le regala uno. Daniela se marcha feliz acompañada de su madre que, acuciada por la situación económica que vive la familia, agradece en silencio el detalle. En la plaza Manuel se cambia de ropa a toda prisa para llegar cuanto antes a casa. Sabe que al menos hoy, sí encontrará allí algo de felicidad.

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Miguel Ángel Molina

Nació en Madrid, aunque actualmente reside en Leganés. Se licenció en Química y se dedica a la enseñanza. Los números, las fórmulas y las reacciones químicas son las que le dan de comer, pero hace unos años descubrió su afición por la escritura y los microrrelatos, y desde entonces no ha parado. Además de su blog “En 99palabras”, algunos de sus textos han aparecido publicados en revistas literarias, y otros en antologías colectivas, la última de ellas “De antología (la logia del microrrelato)” publicada por la editorial Talentura. En mayo de 2016 ha publicado con la editorial Baile del Sol su primer libro, titulado: 99x99 (microrrelatos a medida).