MUSTAPHA HANDAR: «ARMAS DE PAPEL»




El agua en los tiempos de la cólera

 —¡Nuestro boicot ha sido un exitazo!
 —Sí, ya nadie compra agua mineral.

[Tres meses después]

 —¡A todos los ciudadanos! Sentimos advertirles que el agua potable está contaminada por el cólera. Para la salud de todos, les recomendamos evitarla de momento y tomar agua mineral, es segura" - dijo el cejijunto portavoz del gobierno en la televisión.


El manuscrito Voynich

Gano la vida gracias a mis servicios de sicario hasta que leí aquel códice, único y recientemente descifrado, que una secta me suplicó encontrar y quemar. Convertí todo el museo en cenizas. El mundo entero lo descargó después.


Bisturazo

Se aproximaron. Sus labios se fundieron en un intenso beso. Ella le empaló el corazón con un bisturí. Él creyó que era simplemente un flechazo.


El abogado perfecto

Nunca perdió un caso. Sabía cómo acallar a los testigos opuestos para siempre. El cofre de su coche y el jardín trasero de su casa eran sus cómplices.

La bola negra

Somos un pueblo de bolas agotadas, rodeadas de seis hoyos y de muros en los cuatro puntos cardinales y gobernadas por un hombre que le gusta jugar al billar –dijo la bola negra antes de ser impulsada, con premeditada maña, a la fosa común. 


Correctivo submarino

«Estoy en una putrefacta cárcel. Pero menos mal que no estoy pasando hambre. A cada rato, me obsequian con toneladas de pescados frescos»  —dijo Jonás.

Lector empedernido

Quemó los libros de política y se escondió en El Quijote. Estaba seguro de que este lo defendería.


El cazador

A los niños que fueron violados o abandonados

Yo recogía uvas en el bosque. De improvisto, divisé a una chica, vestida de túnica talar con caperuza roja, caminar con pasos acelerados entre los espesos árboles. Miraba hacia todos los lados, mientras apretaba una canasta contra el pecho. La perseguí sigilosamente. Cuando se detuvo bajo un árbol muy sombreado, noté que un incontenible torrente de lágrimas le resbalaba por su precioso rostro. Puso allí la cesta con extremo cuidado y volvió sobre sus pasos corriendo.  Entonces, me acerqué y eché un vistazo a la cestita: un bebé de belleza angelical y semblante muy radiante dormía dentro. Tanto el niño como su madre de apenas diecisiete años eran víctimas del Lobo. Sin pensarlo dos veces, llevé al bebé abandonado a mi casa, se lo entregué a mi esposa para que le brindara cuidado y amor; y fui en busca de mi escopeta.


Armas de papel

Un niño, un profesor, un libro y una pluma pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución.

Malala Yousafzai (Premio Nobel de la Paz 2014)

Un profesor jubilado se acercó a un punto fronterizo de vigilancia de un país en guerra para pedir a los centinelas que le permitieran entrar.
—¡Alto! —le ordenó el capitán. —¿Qué llevas en el vehículo?
 —Solo libros. Los quiero impartir gratis a las escuelas, si no a la gente.
 —¿No ves que el país está en llamas por una guerra civil?
 —Sí, yo sigo las noticias a diario desde que estalló la guerra, hace cuatro años. No os preocupéis por mí. Los reparto y abandono el territorio cuanto antes.
 —Que salgas de ahí, que te arrojen al crematorio o que te ahorquen, a nosotros nos importa un pepino. Yo estoy hablando de esta biblioteca que llevas en el coche. Aquí está prohibido introducir libros.
 —Pero ¿por qué? —inquirió asombrado el extranjero. —Solo son obras. Yo no soy un narco de armas.
 —Con estos libros vas a echar más papel al fuego. Aquí, ya no queremos más hojas ni lápices ¡Lárgate de aquí! —le chilló el jefe a la cara antes de dirigirse a un pelotón con un lenguaje tapado:
—¡Ducha caliente!
El grupo de soldados desparramó gasolina sobre el coche-biblioteca y le prendió fuego, mientras cedían paso libre a los camiones transportadores de armas masivas.

Fatal inspirations

Estaba tan encandilado por el estudio de Criminología y Antropofagia que viajé a varios países con el fin de entrevistar a los criminales seriales más prolíficos de la historia sobre qué mancha negra llevaban dentro para que perpetraran pavorosas masacres. Unos vivían quietos su cadena perpetua; otros, con un bozal, se paseaban en sus celdas aisladas como demonios en el averno.

—Exterminé a 88 almas aún sin cumplir 19 años. Si haces un gesto que me molesta, te aniquilo —me amenazó «Pedrinio Matador» con párpados que se negaban a cerrarse a lo largo de nuestra plática en una cárcel brasileña.

En México, visité al «Poeta Caníbal». —Era una delicia de poema. Freí cada verso en una sartén y me lo comí —me dijo aludiendo a su esposa.
Dahmer, el «Carnicero de Milwaukee», me introdujo en su tremebundo y pasional reinado de necrofilia y canibalismo. —Hueles a carne humana. Con aceite de oliva adquirirás un sabor inconfundible. No te preocupes, no te violaré mientras vivo estás- aunque me espeluznó, —¿les confío un secreto? —me engendró cierta admiración.

Un día de verano, cuando caminaba por la playa, sentí una extraña atracción hacia los cuerpos bronceados y arenosos de los veraneantes. Después, las playas eran mis supermercados favoritos. Las rubias eran mi predilección. Esta tarde, tengo otra cita muy peculiar. Ridley Scott acompañado de Anthony Hopkins y un guionista vienen a visitarme en mi calabozo. ¡Nos vemos en Hollywood!  

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Mustapha Handar

Nació bajo el signo Piscis en Agadir, Marruecos, en 1982. Es profesor, traductor, investigador, microficcionista y miembro del grupo literario Minificcionistas Pandémicos. Sus microrrelatos han sido publicados en las revistas literarias Círculo de Poesía (México), Letras Itinerantes (Colombia), Tardes amarillas (Argentina) y Papenfuss (España). Sus minificciones han aparecido también en antologías como Letras Marruecas II: Nueva antología de escritores marroquíes en castellano, compilada por Cristián H. Ricci (Chile, ed. Altazor, 2018), varias antologías de Diversidad literaria (España) y Piedra y nido (Argentina). Publicó, asimismo, relatos y artículos de crítica literaria en las revistas Hércules Cultural (España), Revista Dos Orillas (España) y en la revista electrónica Crítica.cl (Chile).