Paul Klee: Rhythmic tree landscape (1920)
Correspondencia fallida
Cada mañana, después de arrojar las misivas, mamá vigila el horizonte. En medio del huracán aguarda una señal, pero el abuelo no emerge del mar. En cambio, tras el cataclismo, decenas de ahogados deambulan por la playa con botellas debajo del brazo.
La otra casa
Hace tiempo presiento una realidad ajena a mi casa. Durante la noche, una luz invade las habitaciones y enormes sombras cubren las ventanas. Cuando los ruidos que me asedian se tornan ensordecedores, siempre abrazo a las demás muñecas y aseguro la puerta con mi llave miniatura.
Lector
El niño viaja a través de las imágenes. Ignora las islas de palabras y atraviesa el océano junto a peces voladores. Por un momento desaparecen la calurosa planicie de la finca y el filo del machete. Antes de seguir cortando la caña, se detiene en la última página donde una sirena alada le enseña el alfabeto.
Réplica
A nadie le asustó la difusa ciudad que se erigía entre las nubes. Ni siquiera cuando notaron que aquel mundo se estaba convirtiendo en un espejo del nuestro.
Historia sin final
Mientras la voz mecánica empieza a narrar, el pequeño se queda dormido. En su sueño, un robot lee cuentos a un niño que está a punto de dormirse.
Simulación
En medio de la milpa rehuimos el eclipse. Mientras oscurece, la gente de la aldea hace ruido golpeando trastos de hojalata y peltre. Las mujeres se esconden en sus casas por temor a morir o de dar a luz niños con “mordedura de luna”.
Frente al centelleo de las luciérnagas, con dos granos de maíz: uno negro y otro blanco, recreo el eclipse ante la mirada curiosa de mi hermanita.
Reencarnación
Mamá decía que los árboles del camposanto inmortalizaban a nuestros antepasados. Por eso, cuando recorría el bosque, algunos entrelazaban sus ramas como los tejidos de la bisabuela y otros formaban rostros familiares en sus troncos. Años después, mientras los deudos se retiran, me acurruco bajo tierra a la espera de mi germinación.
***
Norma Yurié Ordóñez (Guatemala). Es diseñadora Gráfica de profesión. Tiene una maestría en Comunicación Organizacional. Realizó estudios de Producción Audiovisual. Autora de «Artefactos mínimos», Colección de Literatura Breve Centroamericana «Ysiacabuche», Proyecto Editorial La Chifurnia, El Salvador, 2022. Segundo lugar, categoría cuento, Primer Premio Nacional de Literatura para Nuevos Escritores, Diario de Centro América, 2013. Microrrelatos suyos han aparecido en diversas antologías, revistas, blogs y páginas nacionales e internacionales. Pertenece al Colectivo Internacional Minificcionistas Pandémicos y a la Red de Escritoras de Microficción REM. Creadora de la página de difusión de microficciones hispanoamericanas en formato audiovisual Micro Audioteca.