MAURICIO LEÓN:«EL GRAN INNOVADOR»

 

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EL GRAN INNOVADOR[1]

A Raymond Carver

 

El hombre sacó de su cajón del sastre un hilo conductor, lo acercó a la boca, lo mojó con saliva y lo pasó por el ojo de la aguja. Con destreza, cosió las letras una junto a la otra, hilvanó palabras y zurció frases hasta confeccionar la que consideró una gran obra. Luego de contemplar la bella forma y el colorido de su tejido de historias, lo llevó donde el modista de la cofradía para que le diera las últimas puntadas. Este, experto en hilar fino, le encontró las costuras, cortó en retazos el texto, deshilachó los párrafos, remendó los personajes, descartó varios trozos y cambió los acabados. Pese a la disconformidad del hombre con la mutilación que sufriera su creación, la trama final de aquel lienzo de palabras fue un éxito rotundo entre los maestros del oficio. Estos, maravillados por la tersura y sobriedad de la tela, cuya estética creó una nueva moda, minimalista, etiquetaron al hombre como un gran innovador.

 

EL TRIUNFO DE LA PRIMAVERA[2]

Miro hacia afuera desde la ventana, la primavera combate a las fuerzas de la resistencia invernal. Un escuadrón de loros, camuflados con plumas verdes entre los árboles, levanta el vuelo y surca ruidoso el aire, alentando al viento a soplar fuerte contra las últimas nubes grises. Estas, abatidas, no resisten el asedio y emprenden la huida. El azul invade el firmamento y el sol brilla apoteósico.

Con la moral baja, las tropas del invierno abandonan las trincheras, enarbolan una bandera blanca como la nieve y aceptan una rendición temporal.

Un dúo de gorriones entona el canto triunfal de los vencedores. La primavera danza alegre y ansía el caluroso encuentro con el verano.

El invierno se repliega con disimulo, reagrupa sus tropas y se reabastece de municiones. Espera el momento de contraatacar. Aguarda con paciencia la llegada de refuerzos: las indetenibles huestes de los fríos otoñales.

 

LA ESPERA[3]

Mi vida se aproxima, me mira indiferente y pasa de largo sin reconocerme.

Contemplo su lento caminar hacia el ocaso.

Sé que ella no volverá.

Espero la llegada de la muerte con la aurora.

 

HASTA EL FIN DE MIS TIEMPOS[4]

Te extravié hace tanto tiempo. Desde entonces te busco en cada mujer que encuentro en el camino, pero nunca estás. Navego sin brújula por las lagunas cristalinas de sus ojos. Busco en vano en ellas tu mirada. Exploro el laberinto sinuoso de sus cuerpos, guiado por el mapa del tuyo impregnado en mi memoria. Asciendo a las colinas del este y del oeste. Miro el horizonte desde la cima con la esperanza de hallarte, pero nunca estás. Desciendo y excavo profundo en las arenas de sus pieles tersas. Me sumerjo en sus vientres cálidos y rosados, me interno en la oscuridad de sus cuevas húmedas, naufrago en los ríos torrentosos de los labios del norte y del sur. Bebo a borbotones de la erupción de sus aguas, me embriago de ellas, pero no saben a ti. Seguiré intentando encontrarte hasta el fin de mis tiempos. Cuando el destino premie mi larga búsqueda, te diré que te amo y saciaré mi sed de amor con la humedad de tus labios. Me acurrucaré en tus pechos. Me tenderé en la superficie de tu piel y me arroparé con ella hasta dormirme por siempre. Serás el lugar de mi sosiego.

 

RELACIÓN TEXTUAL[5]

 

Me dijo que ella era un libro abierto. La leí en silencio y también en voz alta. Respiré el olor a papel envejecido, mezclado con el aroma de una rosa marchita olvidada entre sus páginas, páginas que perdieron la tersura por el trato descuidado de lectores pasados. No me dejé llevar por las anotaciones y pasajes marcados que ellos dejaron. Intenté formarme mi propia opinión, pero ella tenía varias lecturas posibles. Avancé por cada capítulo de su vida buscando el enigma de nuestra historia. Dios sabe que hice todo lo necesario para descifrarla, para desvelar lo que se ocultaba entre líneas. Nada funcionó. Mis lágrimas de impotencia se confundieron con su tinta negra. Derrotado, viré la última página de nuestra coexistencia y la abandoné en la pila de las lecturas fallidas.

 

MIRADAS[6]

Un ave ingresa por la ventana volando errática. Cae en la cama del hospital junto a mí. Intenta volar de nuevo, pero tiene una de las alas rota. Quiero estirar mis brazos para ayudarla, pero no me obedecen. Ella deja de aletear. Solo sus ojos se mueven.

Entra mi esposo y la mira furioso. El ave lo mira asustada. Él la coge con desdén y la lanza por la ventana.

Se acerca a mi lado. Me clava la mirada.

Lo miro asustada.

 

 

CAFÉ CORTADO[7]

Después de discutir por enésima vez con Victoria, salí del departamento azotando la puerta y fui a la Cafetería Quito. En una mesa contigua estaba una mujer hablando por teléfono. Me pareció conocida, pero no pude adivinar quién era. Mi mente seguía anclada en la discusión con Victoria, si se puede llamar discusión a eso, pues no fui capaz de responderle.

Sus palabras me seguían resonando: «Ya no te aguanto más». Enseguida escuché a la mujer decir: «Lo podrido hay que cortarlo a tiempo». Torné la vista hacia ella y volví a pensar que me era familiar. Bebí un café cortado y decidí enfrentar a Victoria. Imaginaba decirle: «¡Cortamos!, ¡te dejo para siempre!».

Regresé envalentonado al departamento. Victoria colgó una llamada telefónica y me miró. Me dispuse a hablar, pero me quedé mudo nuevamente.

«Lo podrido hay que cortarlo a tiempo», dijo Victoria y señaló con su índice la puerta.

 

BRUJA[8]

Esa noche, se desató la tormenta. Al escuchar los truenos, la gata negra corrió hacia el sofá y se acurrucó en mi falda. La acaricié tratando de calmarla. A los sonidos graves de los estruendos, les seguían los agudos maullidos. Sus pupilas grises se dilataron y brillaban como estrellas. La casa se alumbraba con el resplandor de los relámpagos. La consolaba, pero ella maullaba y maullaba. Afuera el viento soplaba fuerte y rugía. Los perros ladraban y arañaban la puerta. La casa se tambaleaba, las maderas crujían. Ella temblaba y recordaba el día en que se transformó en gata.

 

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Mauricio León (Quito-Ecuador). Reside en Chile. Economista y Doctor en Ciencias Sociales. Ha sido finalista en concursos como el Festival Internacional de Cine de Terror de Atacama - FICTA 2020; Premio Flexus 2020 de la Revista Origami, Chile; El Sillón de Terciopelo Verde, Aragón Radio, España, 2021; I Concurso Internacional de Cuento de Terror Alas de Cuervo (México), 2022. Ha publicado en revistas y antologías de Argentina, Bolivia, Canadá, Colombia, Chile, Ecuador, España, EE. UU., México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.

 


 



[1] “El gran innovador”, Mutaciones, Colectivo Internacional de Minificción, Editorial EOS Villa, junio 2024, Argentina.

[2] Texto inédito.

[3] “La espera”, Poetas malditos - La contra lectura del poder: Antología influencia de los poetas malditos en Iberoamérica, abril de 2023,  Editorial Kañy, Argentina.

[4] “Hasta el fin de mis tiempos”, Microcuentos eróticos, Colección Antologías Iberoamericanas, Vol. 11, octubre 2023, Editorial Kañy, Argentina.

[5] “Relación textual”, Revista Entre Paréntesis No. 91, agosto 2022, Chile. 

[6] “Miradas”, En pequeñas dosis: antología de microficción, Ediciones Sherezade, marzo de 2022, Chile.

[7] Texto publicado en cuenta de Instagram de la Revista Grifo (@revista_grifo), julio de 2022, Chile.

[8] Texto publicado en la cuenta de Instagram del Centro Bibliotecario de Puente Alto (@centro_bibliotecario), agosto de 2021.