Detrás del
humo
Al terminar el acto la cortina de humo se desvaneció y se
apagaron los efectos de las luces. Los aldeanos se retiraron conmovidos, sin
dar la importancia debida a un dato oscuro: el circo había surgido de la nada
el domingo después de un insólito incendio del que nadie tenía detalles pues se
había dado en la madrugada.
Detrás de la carpa, alejándose, el ilusionista y su
ocasional asistente, elegido al azar entre el público, divisaron frente a una
ínfima fogata un hombre alto de suntuosa capa, que al observarlos blandió,
solemne, un báculo, trazó insondables símbolos en la tierra y transfiguró al
incauto asistente en madera que arrojó al fuego, avivándolo mientras el circo
desaparecía de nuevo cubierto en otra ominosa cortina de humo.
*Publicado en
revista Perro Negro de la Calle No 43, 2020.
Aislamiento
Debido a la pandemia los gobiernos
extendieron el periodo de aislamiento.
Nos adaptamos, excepto mi hermano
que tras la repentina fiebre se tornó agresivo y permanece escondido desde hace
semanas.
Espero que solo sean suposiciones,
pero me temo que esté construyendo un artefacto.
En la penumbra que trae la noche,
advertimos su silueta acercándose.
En las manos sostiene algo y acaba
de sellar la puerta.
*Publicado en “Los Mundos que se agotan” Fóbica Fest / Minimanía Difusión de la minificción,
2020 y en Piedra y nido (Argentina), 2020.
Absolución
La turba había desaparecido en las montañas. Después de
haber recorrido grandes distancias, el hombre recuperaba el aliento tras un
árido peñasco. Tenía las manos ensangrentadas y la daga refulgía con gesto malévolo
en el muslo izquierdo. Al encontrarse solo, en medio del silencio, una sonrisa
sardónica le cruzó el rostro.
—La mejor rehabilitación es el fin de todo —replicó una bala
perdida mientras lo envolvía en un destello.
*Publicado en revista
Perro Negro de la Calle No 43, 2020.
Amnesia
Las voces más cercanas no se
escuchan. Si abro los ojos, ¿Podré escucharlas?... Ahora me conducen por un
pasillo estrecho e interminable, hay una luz fuerte y blanca, estoy algo
mareada y descalza. Hago un esfuerzo por recordar qué decía la última línea…
Primero era la oscuridad después la luz… después los sedantes… Me llevan casi
arrastrada hacia unas escaleras, cada vez me siento más débil. De pronto
recuerdo la última línea…: el personaje moría. Ya no los puedo detener ni puedo
defenderme, mientras me sostienen todavía, alcanzo a gritar
—¡En el periódico decía que solo era
un casting!
* Mención honrosa en concurso basado en la frase de Carlos Fuentes: “Las
voces más cercanas no se escuchan. Si abro los ojos, ¿Podré escucharlas? ...”
de La Muerte de Artemio Cruz. Los Buc Buc, 2012.
Fue en el
cambio de luz
Por enésima vez conduzco sobre la avenida Bolívar.
Anochece.
La gente transita circunscrita a la misma indiferencia.
Los vendedores ambulantes pululan con los rostros ahumados y
pesarosos.
El semáforo marca rojo. El automotor se detiene.
La escena diaria se repite…
Frente a la fila de vehículos una niña vestida de blanco
saca una antorcha untada con gasolina...
Miro el reloj con ansiedad.
Escupe. La llama se desprende caótica, semejando un
espantajo enfurecido.
Una súbita nube de fuego inunda la visión del vidrio
delantero.
Raptada tras el humo la niña desaparece como salida del acto
de un prestidigitador.
Sigiloso, surgiendo detrás de unos puestos callejeros y
acechando los malabarismos de otros niños, un demonio se acerca a la
ventanilla.
Me pide una moneda con la pezuña extendida.
Tiemblo aterrado mientras su mueca feroz deja entrever
girones de tela blanca desprendiéndose entre los colmillos.
*Publicado en
revista Ek Chapat No.3, 2019.
Prototipo
Me embargaba una sensación
desconocida ¿Miedo?
Había llegado hasta ahí atravesando
derruidas colonias espaciales.
Las instrucciones fueron claras:
debía desaparecer al último de la serie, aunque su longevidad lo hubiera
humanizado. Los reportes sugerían que podría, incluso, experimentar
contradicción sobre su origen.
Me aseguré de confirmar los
registros de identidad.
Asediado por ráfagas de recuerdos me
veía nuevamente en ese lugar frente al océano acorralado por un grupo de niños,
entretanto sostenía un pequeño pájaro que, pese a la expectación, liberaba con
delicadeza.
Con aire melancólico, empiezo a
caminar contemplando el mar, mientras, mi anular de silicona acelera mi
desactivación.
***
Norma Yurié Ordóñez (Guatemala.Diseñadora
Gráfica de profesión. Realizó estudios de Cinematografía en 2009. Segundo
lugar, categoría cuento, “Don Simón”, Primer Premio Nacional de Literatura para
Nuevos Escritores, Diario de Centro América, 2013. Cuentos en antologías: “Viaje
a la oscuridad”, Editorial Mexicana Lengua de Diablo, 2015, Antología
Centroamericana de minificción “Tierra Breve” (El Salvador), 2018, “Brevirus”, Revista
Brevilla (Chile), 2020. Ha publicado,
además en revistas y blogs como Gazeta
(Guatemala) Fantastique, Ek Chapat,
Teresa Magazine, Perro Negro de la Calle e Ibídem (México), Plesiousario
(Perú), Piedra y nido
(Argentina), Letras Itinerantes
(Colombia) y en el suplemento Cultural
del diario la Hora (Guatemala).
Ig: microcuentos_normayurie
Norma Yurié O. |