DESIDERÁTUM
Él continuaba durmiendo y la hoja seguía en blanco; el dinosaurio no aguantó más.
SABIDURÍA REAL
Había pedido a los Reyes Magos que su papá volviera a casa, pero también leyeron la carta de su madre y le concedieron la orden de alejamiento.
INTUICIÓN
Sentado en la camilla, llevaba un buen rato escuchando en silencio su disertación. Aunque le molestaban las cicatrices, se levantó. Sorprendido de ser tan alto, tosió para manifestarse y pedir la palabra.
—¿Sí?
—Lo que usted diga. Pero ¿por qué no hay ningún espejo en esta sala, doctor Frankenstein?
TRAICIÓN
Inmóviles en la oscuridad, ya no oían voces ni ruidos fuera. Entonces dio la orden y salieron del interior del caballo. Mientras sus hombres se dirigían a las puertas de la ciudad, Menelao oyó el crujir de una rama a su espalda y se volvió.
Lo último que vio, antes de ser degollado, fue la figura de Homero en manos de los troyanos, escribiendo de nuevo el final.
INSTINTO MATERNAL
Se acercó al cuerpo enfundado en negro, aplastado contra la roca. Comprobó que no se movía y que los ojos no parpadeaban. Aquellas extrañas alas servían para volar, pero ¿y todo lo demás? Desconfiada, el águila se movió con precisión para no tocar ni el casco rojo ni las gafas oscuras hechas trizas en el suelo. Ya tenía cerca a los aguiluchos. Tendría que consolarlos, todavía estaban asustados. Por suerte, había llegado a tiempo de interceptarlo.
ALMAS GEMELAS
En la oscuridad, el francotirador seguía apostado en la ventana. Buscaba con los prismáticos cualquier atisbo de luz en el frente enemigo.
El frío le atenazaba. Dio otra calada al cigarrillo y echó la última ojeada a su zona antes del cambio de turno. Por un momento le pareció ver una chispa de luz intermitente. Cogió el fusil y enfocó la mira telescópica.
Llegó a ver el brillo de un cigarrillo detrás de la mira de un fusil. Justo antes de oír el chasquido metálico de la bala atravesando su casco.
MI AMIGO KARL
Aaron me reta otra vez. Lo empujo y volvemos a rodar por el suelo. Entonces alguien entra en casa, oímos sus pasos. Se abre la puerta de la habitación y veo a mamá con su nuevo acompañante.
—Míralos, Hermann, jugando a ver quién es más fuerte.
—¿Cómo se llama tu amigo? —me pregunta él.
—Karl, se llama Karl —responde ella, antes de que yo pueda abrir la boca.
Aaron y yo nos quedamos mudos, mamá sonríe. Él hace chocar sus tacones y se despide. Luego llega ese saludo con el que nunca jugamos, el del brazo en alto.
PRIMA
Siempre que se ven, se saludan con dos besos y, ante sus ojos verdes, Sandra es incapaz de desvelar su secreto. Pero esta mañana abre la puerta del armario y se mira en el espejo. Solo tiene que modificar un poco el guion. Lo hará con naturalidad, sin pensarlo demasiado. No le da más vueltas. Por fin, los invitados llegan al mediodía. Al oír sus voces, se echa un último vistazo en el espejo y cierra la puerta del armario. En el comedor la están esperando. Sandra saluda a sus tíos y con Alba no duda. Cuando le da el segundo beso, pone la lengua.
***
Josep Maria Arnau de Bolós (Barcelona, 1954) es médico. Ha ejercido en el Hospital Universitario Vall d’Hebron y el Hospital Universitario de Bellvitge, y ha sido profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad de Barcelona. Se ha formado en la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès y en la Escuela de Escritores (Madrid). Escribe microrrelatos y cuentos. Sus textos han obtenido diferentes reconocimientos en concursos literarios (Wonderland, La Microbiblioteca, Relatos en Cadena) y han sido publicados en sitios web referentes dentro del campo del relato breve y en diversas antologías. En 2018 fue finalista del XXI Premi Tinet de Narrativa Curta con el cuento «L’Àngela», publicado en la antología colectiva Geografies de l’abscència i altres contes (2019). En 2021 publicó en catalán el libro de cuentos y microrrelatos Atrapat (Témenos Edicions), que en 2023 se ha publicado en castellano con el título In crescendo (Témenos Edicions).