SELECCIONADOS/AS ANTOLOGÍA «DEL OTRO LADO DEL LABERINTO»

 


SELECCIONADOS/AS ANTOLOGÍA «DEL OTRO LADO DEL LABERINTO»

 

María Sofía Abarca

Mariángeles Abelli Bonardi

Alejandra Aguilar Gorodecki

Lilian Aguilar de Andreutti

Liliana Aguilar Orantes

Jesús Alcañiz García

Pilar Alejos Martínez

María Belén Alemán

Ricardo Álvarez Moncada

Esther Andradi

Raúl Aragoneses

Francisco Araya Pizarro

Denise Armitano

Sergio Astorga

Ana Baeza

Karla Barajas R.

Paqui Barbero Las Heras

Sandra Barrera Andrada

María Antonieta Barrientos

Márcia Batista Ramos

Débora Benacot

Sandra Bianchi

Adrián Bolívar

Raúl Brasca

María Eugenia Brito

Ricardo Bugarín

Susana Burotto P.

Guillermo Bustamante-Zamudio

Claudia Bustos G.

David Cabarcas Salas

Damaris Calderón C.

Jorge Calvo

Marylena Cambarieri

Nélida Cañas

Homero Carvalho Oliva

Daniel Casanova G.

Guillermo Castillo R.

Rubén Cerdá Berenguer

Graciela Chávez

Lilian Cheruse

Dimitra J. Christodoulou

Sara Coca

Lía Comitini

Eduardo Contreras Villablanca

Amalia Cordero Martínez

Ingrid Córdova Bustos

Marco Fabián Cortez

Gino Curiel Rondini

Ginés S. Cutillas

Patricia Dagatti

Elisa de Armas

Carmen de la Rosa

Piero De Vicari

Edgar Díaz

Leonardo Dolengiewich

Liliana S. Doyle

Agustina Ernst Saravia

Cristopher Escamilla

Hernando Escobar V.

Raquel Espinosa

Yesid Espinosa Zapata

Liliana Espinoza Tobón

Julio Estefan

Jorge Etcheverry

Gianmarco Farfán Cerdán

Rebeca Lucero Farfán

Andrés Fernández Vergara

Henry Ficher

Patricia Fiore

Miguelángel Flores

Daniel Frini

Camila Fuentes

Patricio Fuentes Catalán

Raúl Garcés Redondo

Daniel García Torres

José A. García

María Maite García Díaz

Rubén García García

Eliah Germani

Virginia González Dorta

Juan Pablo Goñi C.

María Gorodentseva

Eduardo Gotthelf

Ana Grandal

Mercedes Guanchez

Olivia Guarneros

Cristian Guevara H.

Orlando Guevara

Raquel Guzmán

Perla C. Hermosillo

Karla I. Herrera

Leandro Hidalgo

Eduardo Honey

Sergio Infante

Maritza Iriarte

Jorge Andrés Jaime

Arnaldo Jiménez

Victoria Katri

Mirta Krevneris

Rocco Laguzzi

Olga Laudani

Mauricio León

Silvina Lérida

Elisa Logan

Gloria de la Soledad López P.

María Elena Lorenzin

Patricia Lovos

Romeo Lucchi

Ana María Martinengo

Vanessa Martínez Emma

Juan Martínez Reyes

Marcelo Medone

Marisa Mena

Alexei Mendoza Moreno

Néstor Mendoza

Heidi Molina Duque

Ricardo Monasterio

Camilo Montecinos Guerra

Iris Montero Muñoz

Mauricio A. Montoya V.

Ángeles Mora Álvarez

Fabiola Morales Gasca

Omar Moreno

Silvia Moretti

Diego Muñoz Valenzuela

Bárbara Muñumer

Carmen Nani

Patricia Nasello

Ildiko Nassr

César A. Navarrete V.

Laura Nicastro

Stergios Ntertsas

Mara Núñez

Omar Ochi

Scarlette Orozco López

Jorge Héctor Ortiz

José Manuel Ortiz Soto

Raúl Ovalle Gallardo

Zarela Pacheco

Cecilia Palma

Martín Paris

Jorge Pérez Guillén

Gabriel Pérez Martínez

Alejandro Pes Casado

Estela Porta

María Isabel Quintana

Jorge Quispe Correa A.

Farah Rahib

Katalina Ramírez Aguilar

Said Ramírez Téllez

Aurora Rapún Mombiela

Ilich Rauda

Nanim Rekacz

Anita María Riquelme S.

Patricia Rivas M.

Federico Rizzo Sebben

Adriana Azucena Rodríguez

Nana Rodríguez R.

Saturnino Rodríguez R.

Ernesto Rojas

Nicolás Facundo Rojas

Patricia Rojas de Leunda

Aleyda Romero E.

Graciela Roque García

Silvina Rufino

Carlos Enrique Saldívar

Alberto Sánchez Argüello

Claudia Sánchez

Marcelo Sánchez

Angélica Santa Olaya

Manuel Sauceverde

Pablo Sayago Sselton

Norah Scarpa Filsinger

Ana María Shua

Griselda Sierra

Audberto Trinidad Solís

Florentino Sotelo Alaniz

Eliana Soza Martínez

J.R. Spinoza

Lluís Talavera

Fiona Taler

Roger Texier

Marcelo Tittaferrante

Ana Torres Licón

Luis C. Torrico

David Trigo Rodríguez

Ángeles Vázquez Estrada

Guillermo Velásquez Forero

Manuela Vicente Fernández

Cristián Vila Riquelme

Gabriela Vilchez

Claudia Villafañe Correa

Toti Vollmer

Norma Yurié Ordóñez

José Zurita

 

 

 

 

ILUSTRADORES/AS

 

Ricardo Álvarez Moncada

Ana Baeza

Débora Benacot

Graciela Bonardi

Sir Edward Burne-Jones

Homero Carvalho

Gino Curiel Rondini

Carmen de la Rosa

Jorge Etcheverry

Lola Gómez Redondo

Leandro Hidalgo

Liliana Mazza

Martín Paris

Pablo Rapún Mombiela

 

Ilustración de Sergio Astorga

 

RUBÉN GARCÍA G.: «LAS RAZONES DE PASÍFAE»

 

Giulio Romano

LAS RAZONES DE PASÍFAE

Tengo tres días de haber parido al minotauro. El cuerpo lacerado y la matriz desgarrada me duelen, como si estuviera pariendo de nuevo.

El cuarto es sobrio: una ventana pequeña, una mesa con agua y frutas frescas que Dédalo me hace llegar desde la huerta del palacio. Como madre y reina, ordené que solo yo le amamantara. Todos lo ven como un monstruo; para mí, es solo mi hijo.

Antes de dar a luz, Minos llegó a mi dormitorio para echarme en cara el ultraje.

—¿Estás disfrutando del embarazo? —dijo, irónico, cruzándose de brazos.

—Todos se disfrutan, aunque causen dolor; es nuestra matriz dadora de vida. Es el instante donde la madre se eleva a la altura de los dioses.

—¿Debo entender que te sientes satisfecha? —me miraba fijamente.

—Por supuesto que sí —le contesté, enfrentándolo.

—¿Cómo puedes hablar así? Eres la comidilla del pueblo; exigen que te recluyan o que te expulsen de Creta de por vida. —Alzaba la voz, ignorando a la servidumbre.

—No tienes que gritar para que entienda. Piensan así porque no saben que cambiaste el toro nevado de Poseidón por otro cualquiera de tus pastizales.

—Eso lo sabías tú y el cuidador nada más.

—¡Ingenuo! ¿Acaso piensas que Poseidón no lo notaría? ¿Que Helios no ve cada rincón? Su venganza cayó sobre ti, no sobre mí. Yo fui solo un medio para castigarte. ¿De verdad creíste que Poseidón, quien te otorgó el reino de Asterión, se quedaría cruzado de brazos? ¿Que Afrodita no me hechizaría para sentir esa pasión desbordante por el toro, por orden de Poseidón? Y mi dolor no será por las rupturas o el sufrimiento del parto. Mi mayor herida es saber el destino que le aguarda.

Nada duele tanto como ver a un hijo condenado. Duele más que la muerte de un ser amado, porque el futuro se despliega ante ti y solo puedes implorar a los dioses que se apiaden de él. Mi cuerpo podrá sanarlo mi hermana Circe con alguna pócima, pero mi alma de madre... no habrá dios que me consuele. Moriré llevándome la pena de saber que el minotauro encontrará espinas y garfios en su vida. ¿Y qué culpa tiene él? Yo fui solo un vehículo; el origen fue el engaño y la decepción de Poseidón hacia el gran Minos.

 

EL REGALO Y SUS CIRCUNSTANCIAS

Todos los días mi padre viene por mí. Hoy salí temprano y, en vez de esperarlo, fui a su negocio. Lo vi deslizar su mano por el talle de la empleada. Se dio cuenta de que lo vi.

Ahora, en mi cuarto, no puedo dejar de pensar. ¿Le digo a mi madre? Me repito que deben ser figuraciones mías, que quizás estoy malinterpretando. ¿Y si se separan? Siempre he sido su princesita. No sé cómo sería mi vida sin su cariño. Mi padre me procura, me da lo que necesito, me lleva de vacaciones. Tampoco me imagino tener un padrastro.

“Su mejor amiga debe ser su madre —dice mi maestra—. Tienen que contarle todo”. Es cierto, nadie me quiere más que ella. Pero, ¿contarle lo que vi?

—No se lo merece —exclamó mi madre—. Sus calificaciones dejan mucho que desear.

—Es para que se aplique más —dijo mi padre, dándome la caja con el móvil que tanto había pedido.

—¿Te ha gustado tu regalo? —me preguntó días después.

—No tanto —le respondí, devolviéndoselo—. No es el que te pedí.

 

TODO CAMBIA

Ayer vi a Frankenstein salir de una sala de maquillaje. Se acomodó un rulo frente al espejo de un centro comercial y lucía una cabellera dorada y reluciente que terminaba en una colita de pato. Lo seguí hasta una sala de espera, donde departía con un grupo de clientes. Les confesaba, entre risas, que él era un monstruo, y todos reían hasta romperse la mandíbula. Esperaba su turno para una manicura.

Yo soy el Hombre Lobo, salvaje y desaliñado, y por mi olfato reconocí que era Frank. Lo reproché con un gruñido que resonó en la sala, babeando sin parar por su actitud delicada y burguesa. Para calmar mi enojo, di media vuelta y me fui a perseguir los carros que velozmente pasaban por el bulevar.

 

SOLEDAD

En la calzada solitaria, un niño roto tirita, como una sombra que se desdibuja bajo la furia del cielo. Me jala la gabardina y extiende la palma de la mano. No me pide una moneda; me pide un abrazo. Me detengo, respiro, y lo cubro.

 

EN EL DESPUÉS

La sábana color madera se tendía impecable. La luz solar, filtrada por los vidrios, proyectaba un tablero sobre la cama. Ella era una reina blanca, sus vetas canela bronceaban su pecho. Él, un alfil de ébano que sudaba copiosamente. Aún dormidos, soñaban la batalla.

 

EL GEN

Sintió la presencia de otro ser similar, y aprovechando una contracción puso el cordón alrededor de su cuello. Después de la cesárea, sólo uno de los gemelos lloró.

 

LA FUGA

Los dedos del pianista alcanzaron una velocidad de vértigo. En un rondó de arpegios que semejaban alas en movimiento, las manos escaparon hacia el cielo.

 

KILLER

Tumbado en la hamaca, entornando los ojos y rascándome las lonjas de la panza, espero pacientemente al tiempo para matarlo.

 

AÚN TE FALTA OLER EL MAR

No sentirás dolor, le dice el médico a mi esposa. Estoy cubierto por sedantes y analgésicos. Afuera, el perro aúlla; ¿será presagio o buen deseo? Respiro con dificultad; el frío me cala hasta el tuétano, y, aun así, sudo, como si mi cuerpo expulsara el filo de lo que me daña. No tengo dolor, no tengo dolor, me repito, tratando de ser un paciente disciplinado, como si con ello me diese ánimo.

En medio de esta confusión, sueño. En el sueño, un aroma a hierba triturada me envuelve; el olor es intenso. Llega como descarga, el hipo. En un destello, veo a Don Agustín, con sus ochenta y tantos años, señalando a su sirvienta con un dedo calloso: «¿Usted cree? Esta vieja dice que si tengo hipo por un día es señal de que me voy a morir».

Sigo en el sueño, pero las voces de afuera se filtran. Mi esposa, al escuchar mis quejidos, me toca la frente con su mano tibia y temblorosa. «Está agonizando», murmura con un hilo de voz que se quiebra.

«Es puro hipo, mamá», responde el benjamín, el hijo que más amé, con esa mezcla de inocencia y certeza que solo un púber puede tener. «Ya acabó, mamá. Ciérrale los ojos ahora; si no, quedará con los ojos abiertos. Así descansa él, y nosotros también».

El silencio se rompe con un sollozo distante, un lamento que parece venir de otro mundo. Es la voz de mi madre, desde algún lugar, que susurra con tono firme y sereno: «Aún no es hora. Cierra tus oídos y llénate de vida; vuela entre las montañas, entrégate a las olas del mar y surge como un pájaro que lleva en el pico los aletazos de un pez».

Años después, mi esposa me dirá: «Sentimos que te morías». Su mirada estará cargada de algo más que recuerdos.

***

Rubén García García

1946 en Álamo Ver. Mex. Médico, egresado de la UNAM. Las experiencias en el servicio social son importantes en su narrativa ya que muchas historias están ambientadas tanto por el paisaje como por la cultura del sitio. Ejerció la medicina privada. Como trabajador de la salud estuvo en contacto con poblaciones y supervisando las unidades de salud dispersas. Ejerció como maestro en la facultad de medicina y actualmente está jubilado por la Universidad Veracruzana.

Es Importante en su trayectoria su inclusión a Ficticia.com. donde obtiene los elementos para comprender la brevedad. Acepta que le fueron enseñados, desinteresadamente por maestras pacientes y capaces.

Publicaciones (algunas)

Revistas electrónicas: Piedra y nido, Brevilla, inmediaciones, ficticia.

Antologías: Eros y Afrodita en la minificción, (Ant. Dina Grijalva) El libro de los seres no imaginarios (Ant. José Manuel Ortiz Soto) Cien fictiminimos (compilador Alfonso Pedraza) Cuentos pequeños GRANDES LECTORES (Ant Agustín Cadena Amélie Olaiz) Contribuye en educación básica en  “Proyecto mundo para todos” 2007 Puerto Rico ediciones sm Sexto año. “Pluma y lapiz” 2005 Puerto Rico, ediciones sm.

Libros: Historias de amor y muerte (edición privada), La seña del murmullo Editora BGR y La danza de las fuerzas, de próxima publicación en Editora BGR (2025.

La revista Brevilla dirigida por Lilian Elphick me da la alegría y el honor de exhibir algunas de mis ficciones. Mi agradecimiento a ella y a sus colaboradores.  

 


 

IVAN POZZONI: «EPIMILLIGRAM»


 

 

EPIMILLIGRAM

 

No debes enfadarte si a veces te nombro,

te he hecho inmortal en el «retrato anónimo».

Mi tinta graba mejor que un tazón de cicuta:

sin que nadie lo sepa, tu reputación ha evolucionado.

 

 

EL OFICIO DEL POETA

 

He descubierto por qué a muchos no les gustan mis poemas

me resulta difícil hablar de la vida y de otras fantasías,

me interesa la política, lo social, lo comunitario,

y -como diría Checco Zalone- son cosas que no le importan a nadie.

 

En mi lápida escribiré «[...] nació para escribir versos [...]

para estar seguro de que se perderán todos.

Y pondré allí una copa de amargo Montenegro,

así, perdidos sí, pero no me importa.

 

 

EL EPIGRAMISTA INDIFERENTE

 

Para entretenerte, lector desplomado en el sofá,

debo inventar sin cesar rimas de chamán,

las asonancias corazón-sol-mar no son suficientes para el epigramista feroz,

quieres retorcerme el cerebro con rimas como gong / sarong o bordeaux / trumeaux,

pero, creyendo que pones tus trece neuronas en una cámara acorazada,

recibes, inesperadamente, a cambio, un radiante «vaccagare».

 

 

COOPERACIÓN INTERNACIONAL

 

La cooperación internacional fue llevada a cabo por el Ministro del Interior amarillo/verde,

las barcazas de inmigrantes de África destinadas a Marsella la flota francesa las dispersa

desviándolos a Lampedusa, y, en un arranque de amistad, Salvini, sin cañonear

el X-MAS de los camaradas UE que no aceptan a los extracomunitarios, se limitó a hacerles esperar.

 

 

 

***

Ivan Pozzoni nació en Monza en 1976. Entre 2007 y 2018 se publicaron varias colecciones de sus versos: Underground y Riserva Indiana, con A&B Editrice, Versi Introversi, Mostri, Galata morente, Carmina non dant damen, Scarti di magazzino, Qui gli Austriaci sono più severi dei Borboni, Cherchez la troïka y La malattia invettiva con Limina Mentis, Lame da rasoi, con Joker, Il Guastatore, con Cleup, Patroclo non deve morire, con deComporre Edizioni, y e Kolektivne NSEAE con Divinafollia. Ha escrito/editado 150 volúmenes, redactado 1.000 ensayos, fundado un movimiento de vanguardia (NeoN-avant-gardismo, aprobado por Zygmunt Bauman), con un millar de movimientistas, y redactado un Antimanifiesto NeoN-avant-gardista. Sus versos han sido traducidos a 25 idiomas. En 2024, tras seis años de retirada total de los estudios académicos, regresó al mundo artístico italiano y fundó la Kolektivne NSEAE (Nuova antropología socio/etno/estética). 
 
 
 

 

DEL OTRO LADO DEL LABERINTO

 


DEL OTRO LADO DEL LABERINTO 2025

 

CONVOCATORIA

 

*Objetivo: Creación de la antología digital, de título Del otro lado del laberinto, de la revista digital Brevilla, que reunirá minificciones que tratarán la temática de los personajes de la mitología grecorromana.

 

*Título de la Antología: Del otro lado del laberinto, nombre aportado por el escritor Ricardo Bugarín.

 



*La eventual publicación virtual de esta antología no tendrá fines de lucro.

 



Condiciones de envío


1.- Una (1) minificción (narrativa)por persona mayor de 15 años, escrito en español, de 250 palabras como máximo; datos biográficos, en no más de 6 líneas.

También, se aceptarán ilustraciones (máx. 1). La ilustración y/o texto pueden ser inéditos o publicados (Incluir datos editoriales).

*No se aceptarán fotografías*.


2.- El envío será vía correo electrónico a revistabrevilla@gmail.com .  Adjuntar textos y breve bio en un solo documento word (no se aceptará el formato PDF). No incluir fotos. El nombre del archivo debe indicar nombre de autor/a.

 

En el caso de las ilustraciones, el envío debe ser en formato jpg o png, alta resolución. El nombre del formato debe indicar nombre de autor/a.

 

Idealmente, enviar texto en Garamond 14, espaciado 1.0, márgenes justificados.Título del texto y nombre de autor/a en negrita.



3.- En el asunto del mensaje, indicar: «Del otro lado del laberinto»/Brevilla/ Nombre autor/a”.


4.-No se aceptarán textos pegados en el cuerpo del mail.
 

5.- Los textos/ilustraciones serán evaluados por el comité editorial de Revista Brevilla: Lilian Elphick,Sergio Astorga y Camilo Montecinos G.


6.- El envío vía mail equivaldrá a la autorización de publicación digital de los textos o ilustraciones.


7.- El plazo para el envío de textos comienza el 2 de enero de 2025 y vencerá impostergablemente el día 15 de marzo de 2025.

 

8.- No se aceptarán, en ninguna circunstancia, textos racistas, que inciten al odio y la violencia, homófobos, sexistas, etc. Tampoco se aceptarán textos que no cumplan con la temática descrita arriba.

 

9.- El incumplimiento de cualquiera de estas formalidades equivale a la descalificación automática.

 

10.- Consultas: Lilian Elphick: lilian.elphick@gmail.com

 

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Brevilla, revista digital de minificción, pretende compilar no sólo microrrelatos, sino otros géneros literarios, ya sean aforismos, haikús, prosa poética brevísima, verso breve, y expresiones visuales y de audio, como ilustraciones, comics, fotografía, podcasts, etc.

 


© Brevilla es una idea original de Lilian Elphick y su nombre proviene de Godzilla, antiguo monstruo japonés.

 

 

ARNALDO JIMÉNEZ:«ALGUNAS PESADILLAS»

 

Freepik

 

CONFUSIÓN

 

Despertó azorado y angustiado por la pesadilla que había tenido: soñó que la vida y la muerte no tuvieron tiempo para conocerse y que esa era la causa de los extraños acontecimientos que han ocurrido en los últimos tiempos sobre el planeta. Entonces, siguiendo el curso de sus intuiciones, las reunió para que se conocieran y de esa manera hacer que todo volviera a la normalidad.

     —Vida.

     —Dígame, Señor.

     —He aquí a la muerte, tu hermana.

     —Pero, Señor, si nosotros nos conocemos desde hace mucho tiempo.

     —Si es verdad lo que dices, ¿por qué están ocurriendo esas cosas tan extrañas?

     —Lo que usted llama extraño son las acciones del ser humano que, queriendo ser buenas, se convierten tan solo en una extensión del mal, lo único que existe es el mal conseguido por muchos medios; a veces, inentendibles para el mismo ser que lo consigue.

     —¡Ah, entonces es mía la confusión! —contestó el Diablo y volvió a quedarse dormido convencido de que el planeta estaba en buenas manos.

 

 

LA NIÑA Y SUS MUÑECAS

 

Anduvo con sus muñecas haciendo maldades a todos los niños del pueblo; pero un día se le perdieron. Cuando consiguió el sitio donde intuía que estaban sus muñequitas queridas, entró con cautela y preguntó:

—Señor, ¿por casualidad usted habrá visto mis muñecas por aquí? Son blancas y largas, así como…

–¡Sí, sí, claro que sí!, yo las reconocí y las guardé, aquí las tengo. Pasa por favor, están allá al fondo.

Ella pasó caminando con sigilo y, ciertamente, tranquilas sobre un estante del infierno la esperaban sus dos manos ensangrentadas.

 

 

UN SOPLO DE SANGRE

 

Estaba dentro, la oscuridad invadía todo el espacio. Algo palpitaba, sentía que por fuera pasaba un soplo de sangre; no sé, una presencia que no lograba definir debido a la profundidad donde me encontraba. Hice un esfuerzo por subir; pero no me movía ni un centímetro. Estiraba mis manos y algo como un cordón me enredaba el entusiasmo y entonces me daba cuenta de que no podía realizar ningún movimiento. Alrededor mío había una especie de sábanas acolchadas, y casi pegada a mis ojos estaba una puerta cruel y sellada, con un recuadro en el centro. Yo estaba como una piedra: rígido y con los ojos abiertos, aunque sin mirar. ¿Dónde me encontraba? No lo podía saber, la oscuridad era muy espesa, un estupor me embargaba, algo se apoderaba de mi cuerpo y lo sujetaba a la quietud. Cuando ya no podía aguantar un segundo más hundido en esa cosa que me sostenía, escuché aproximarse aquello que parecía ser un soplo de sangre, y en pocos instantes se abrió la puerta: dos brazos gigantescos se dirigieron hacia mí, tomaron los cordones y los halaron hacia arriba. Entonces sentí que mi cuerpo comenzaba a moverse y pronto estuve lleno de vida sobre el escenario.

 

 

Textos pertenecientes al libro inédito Algunas pesadillas, de Arnaldo Jiménez.

 

 

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Arnaldo Jiménez, La Guaira,Venezuela,1963. Reside en Puerto Cabello desde el 1973.Poeta, narrador, articulista y ensayista. Es licenciado en educación en la especialidad de Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo. Maestro de aula desde el 1991. Es miembro del equipo de redacción de la Revista internacional de poesía y teoría poética: “Poesía” del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida, de la misma Universidad. Corrector de estilo de la Revista de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela. Ha publicado 35 títulos de los cuales 17 corresponden a narrativa (cuento infantil, cuentos, microficciones, novela). Ha sido merecedor de más de una docena de premios nacionales. Invitado a eventos de literatura dentro y fuera del país. Sus microficciones han sido publicadas en Colombia, Perú, Argentina y Venezuela. Ha sido homenajeado por la editorial Negro sobre Blanco, 2014, y en FILVEN Carabobo en 2019 y 2023.